La carrera de la rata

Echa la vista atrás y recorre tu vida por un instante. Siempre peleando por llegar al siguiente escalón, siempre luchando por ir un poco más rápido, más lejos… y sin embargo parece que nunca llegas. Si lo piensas, se parece un poco a la rueda en la que corren los hamster.

Nos pasamos la vida luchando por alcanzar una elusiva meta que siempre parece estar más lejos… y si un día tienes suerte y la alcanzas, de repente aparece una nueva que te empuja a seguir corriendo. ¿Has conseguido ganar 1.500€ al mes? Perfecto, ahora el objetivo son 2.000€. ¿Qué has llegado? Ahora son 3.000€… y así sin parar, hasta que seas admirado por gente que aspire a tener lo mismo que tu sin cuestionarse si es lo que quiere.

La sociedad, empezando por nuestros padres, nos marca un camino preestablecido que supuestamente nos lleva a la felicidad, pero que a menudo sólo nos estanca en el conformismo. Un camino que la mayoría recorremos sin hacer demasiadas preguntas, y que por si fuera poco, perpetuamos enseñándoselo a nuestros hijos.

¿No me crees? A ver si te suenan estas frases: 

  • Tienes que sacar buenas notas para conseguir estudiar lo que quieras
  • Estudia una carrera que tenga salida y esfuérzate por ser un buen estudiante, que eso garantizará tu futuro
  • No pierdas el tiempo con cosas o actividades que no contribuyan a tu éxito profesional.
  • Haz un master, aprende idiomas, trabaja gratis y traga como becario para que algún día tengas el trabajo de tus sueños.
  • Cómprate un coche
  •  Aguanta a tu jefe, agacha la cabeza y haz méritos para ir ascendiendo
  • Cásate
  • Compra una casa hipotecando tus próximos 30 o 40 años de vida
  • Ahora que eres jefe, esfuérzate por trabajar más y ser más jefe para ganar más dinero para gastar
  • Con ese dinero cómprate un coche mejor y más “objetos” caros, y ten un tren de vida mejor.
  • Ten hijos, y edúcalos en la misma filosofía

Este patrón se nos inculca desde jóvenes, y cualquiera que ose cuestionarlo es tachado de peligroso e ignorado sin contemplaciones… pero ¿por qué hay que seguir ese camino? ¿Hay que trabajar en lo que a ti te hace feliz o en lo que da mucho dinero? ¿Realmente necesitas comprar cosas que no necesitas para impresionar a gente que no te importa? ¿No sería mejor adecuar nuestro nivel de ingresos a nuestros gastos (sólo los que realmente necesitemos)… y no al revés?

Quizás todo lo anterior tenía sentido en otros tiempos, más estables y lineales, donde seguir estos pasos eran la receta del éxito (profesional… pero ¿y personal?)… pero ya no es así. Es hora de abandonar la carrera de la rata y forjar nuestro propio camino en función de lo que nosotros creamos que es la felicidad, haciendo lo que nos apasione. Porque el dinero es una consecuencia, pero nunca debe ser un fin per sé.

El dinero y el reconocimiento son zanahorias que se agitan delante de nuestras narices, y que nos empujan a seguir corriendo… pero ¿y si el dinero no importase? ¿y si te diese realmente igual lo que piensan los demás? ¿qué harías?

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