Las ‘chuches’ no envejecen

Las golosinas o ‘chuches’ forman parte de la infancia de cualquier valenciano. Al salir del cole, los niños se agolpan en el interior del kiosco más cercano para pedir: corazones, moras, fresas, cocacolas, besitos, jamones, regaliz… una estampa que se sigue repitiendo año tras año, una tradición que se mantiene fiel al paso del tiempo. La innovación se aplica a todos los productos que conocemos y consumimos, sin embargo, el gusto por las golosinas se mantiene perenne y los consumidores son tradicionales a la hora de comprar este producto.

Así, cualquier adulto que entre en la actualidad en un kiosco podrá comprobar que se siguen vendiendo exactamente las mismas ‘chuches’ que se comía él mismo hace 20 años. Y las nuevas generaciones parecen seguir este comportamiento, pues los jamones, los melones de chicle y las moras son las golosinas preferidas, igual que hace unas décadas. VLC News se pone golosón y se ha paseado por varios kioscos de barrio para conocer si los gustos por este producto, a veces ácido, a veces dulce, han variado con el paso de los años.

Julio lleva vendiendo golosinas desde hace una década en la calle Juan Bautista Vives de Valencia, un producto que ha visto reducir sus ventas año tras año, “los clientes, niños y adultos, siguen comprando chuches, el hábito es el mismo pero la cantidad no”, relata a VLC News. A pesar de que constantemente van sacando al mercado golosinas diferentes “los clientes siguen comprando las mismas chucherías que hace décadas, no suelen probar cosas nuevas”, afirma el comerciante. Así vemos como los melones de chicle, moras, cocacolas, jamones o corazones son los productos más vendidos. No sabemos por qué pero la innovación en este sector no triunfa.

Respecto al precio, la mayoría de las chuches se venden a 5 céntimos desde hace años aunque a los comerciantes les cuesta 3 céntimos cada golosina “el margen de beneficio es muy pequeño, pero si subimos el precio para que nos sea más rentable vender este producto corremos el riesgo de perder clientes”  afirma José Ramón, otro valenciano que dirige un kiosco de la calle Brasil de Valencia desde hace unos meses. En esta misma línea, Julio afirma que “no pueden competir” con las grandes cadenas de chucherías que venden este producto a peso y con precios mucho más elevados, por lo que se resignan a mantener el precio para no perder clientela.

La temporada estival es la más floja para la venta de este producto en los kioscos de barrio pues los colegios están cerrados y el flujo de público infantil, el gran consumidor, es mucho inferior, asimismo, con el calor apuestan más por otros productos como los “helados, polos o flashes”.

 

Chuches online

En los últimos años han crecido notablemente la creación de páginas web desde donde venden golosinas a cualquier parte de de España y del mundo. Ejemplo de ello es lacasadelasgolosinas.com/ que entró en el negocio de las chuches online hace seis años para “adaptarse a las nuevas necesidades de cada empresa y cliente”, afirma el alicantino José Esclapez, encargado del negocio. Además de vender a empresas y particulares son proveedores de países como Japón y Estados Unidos, así como de gran parte de América Latina, “trabajamos con quien nos llame”, admite.

En 2012 facturaron cerca de 300.000 euros y esperan aumentar esta cantidad entre un 15 y un 25% este año. Asimismo Esclapez asegura que las golosinas que más comercializan son las tradicionales como los dedos, moras y jamones y el cliente que más compra en su página es el adulto en busca de productos que comía cuando era joven.

 

Innovación en la venta de chuches

Está claro que las golosinas más compradas siguen siendo las clásicas, por ello, la innovación se ha aplicado en la forma de comercializar este producto. Es el caso de los locales Dr Sweet en los que el cliente selecciona las chuches que desea y las introduce en un bote que simula un envase de un fármaco. Un idea que se está extendiendo en Valencia bajo el lema ‘Dulces remedios’.

 

Ir arriba