Los números del año que viene

Sin entender mucho de economía, viendo lo que hay a nuestro alrededor, queriendo creer que la cifras macro van mejorando y admitiendo que la crisis sigue ahí, se nos presentan unos presupuestos “de la recuperación” muy difíciles de aceptar así, sin más y –me temo- que con  letra pequeña que esconde una indirecta subida de de impuestos.

El tema de las pensiones resulta especialmente doloroso porque vender la reforma como un triunfo ya que nunca se congelarán, es una trampa para niños; lo del 0,25% garantizado de subida es ridículo y hace perder poder adquisitivo a los jubilados se mire por donde se mire. Y cabrea que lo traten de enmascarar de otras formas amables; prefiero que me digan “se siente, esto es lo que hay” a que me tomen por tonto crédulo. Cada pensionista va a perder 126 euros de poder adquisitivo y esa es la única verdad

El endeudamiento previsto que rozará el 100% del PIB es un disparate porque deja al país hipotecada al menos para dos generaciones suponiendo que todo vaya bien y se pueda ir pagando la deuda. Imagino que no hay otra salida, pero, pero deber tanto como produces, da escalofríos.

Y los funcionarios otra vez “congelados” aunque con paga extra. Y el paro que ya se sabe y hasta se anuncia –es bueno no engañar a la gente- que seguramente aumentará en 2014 y será de baja calidad. Y los recortes en gastos sociales, discapacidad –ya perdida prácticamente del todo- sanidad, educación.

Ya he dicho que no sé economía, pero no va a ser fácil, pese a la grandes cifras, este 2014 y va a ser más difícil si la oposición y las fuerzas sociales se empeñan en la confrontación. Que haya signos positivos en la macro es fundamental, pero esos rayos de sol tienen debajo tal cantidad de nubes que van a tardar en dar calor. Y luego el misterio de la banca que unas veces parece que va bien y otras que necesitaría una segunda inyección. No sé; me gustaría ser razonablemente optimista, pero resulta muy complicado en este panorama.  

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