Optimismo, sensatez y esperanza

Mario Draghi “espera que la recuperación económica llegue en el segundo semestre de 2014”. Pero como estos señores hablan tan raro, añade que “existen riesgos a la baja en el crecimiento”. Frase que me deja sumido en una curiosa mezcla de optimismo/jarro de agua fría, mezcla con la que, vayan bien o mal las cosas, este chico puede presumir de que “yo ya lo dije”.

Puestos a elegir, me voy por el optimismo, porque he decidido emprender una nueva etapa en mi vida: ser optimista sensato esperanzado. ¡Casi nada!

Optimista, porque quiero pensar que, trabajando muy duro, saldremos adelante.

Sensato, porque quiero discurrir por mi cuenta, y no hacer caso al primer cantamañanas que me diga un par de cantamañanadas.

Esperanzado, porque me gustaría que mi esperanza se derivara del optimismo y la sensatez.

Hoy hay cosas que suenan bien y cosas que suenan peor. Como ha ocurrido siempre.

Me suena bien enterarme de que las  familias españolas han iniciado un proceso de desendeudamiento.

Resulta que la deuda de las familias españolas es de 814.217 millones de euros. Al principio, me aterroricé al ver esta cifra, porque la dividí por 47 millones de españoles y me salió que ese nieto mío que estamos esperando, deberá 17.323 € cuando nazca en Octubre. Y me aterroricé más cuando vi que, como tengo 12 hijos, los correspondientes yernos y nueras y 45 nietos, contando el de Octubre, y toda esa multitud suma 70 personas, la deuda que le toca a  mi familia, que siempre ha presumido de austera y ordenada, es de 1.212.610 euros.

La cosa mejoró cuando me enteré de que el número de familias españolas es de unos 16 millones,  con lo que resulta que cada una debe 50.888 euros. De esos, un 77 %, o sea, 39.184, corresponden a hipotecas y el resto, a varios.

Como supongo que las hipotecas son a pagar en muchos años, resulta que la carga por familia, hablando en general (siempre habrá apuros en alguna familia) es “digerible”.

Además, el sentido común se está imponiendo poco a poco y las familias se van desendeudando, yendo hacia la austeridad, lo que a mí me gusta llamar “gastar con la cabeza”.

Me llaman de Aragón Radio y me preguntan qué hay que hacer para saber en qué se gasta el dinero, porque parece que hay bastante gente que no lo sabe. Se me ocurre decir una sola cosa: apuntar lo que se gasta.

Ya sé que esto no tiene ninguna profundidad científica, pero no acabo de entender por qué lo sencillo no tiene profundidad científica y lo que no se entiende, sí.

Me suena bien que el Banco Central Europeo siga remunerando al 0 % el dinero que los bancos dejan en la facilidad  de depósito, para animarles a que lo saquen a la calle, o sea, al crédito a las empresas normales.

Me suena bien que el BCE se plantee, no solo dejar esa remuneración en el 0 %, sino cobrar por tener el dinero allí. Los entendidos dicen que habría  “consecuencias no deseadas que podrían derivarse de esa medida”, pero a mí, como no entiendo, me gusta.

Me suena bien que Draghi se preocupe de la reactivación del crédito a las pymes. No sé si ha tardado demasiado en enterarse, pero nunca es tarde.

Me suena bien que Draghi diga que tiene la inflación controlada.

Y que los bancos tienen garantizada la barra libre de liquidez al menos hasta Julio de 2014. Supongo que en la reunión de mañana, 6 de Junio, el BCE no bajará los tipos. (Esta es una predicción que me podría haber ahorrado, porque si bajan, quedaré como un ignorante y si se mantienen, dirán que he acertado por casualidad. Pero lo mantengo.)

Como dice Mario, hay alguna nube en el horizonte. Y, además, es un horizonte que nos toca de cerca.

La troika, que ahora es una troika de cinco, porque a los tres primeros (CE, BCE y FMI) se han añadido la EBA -Autoridad Bancaria Europea-, y el MEDE -Mecanismo Europeo de Estabilidad, ha estado en España viendo bancos y no acaba de estar muy tranquila.

Dicen que hay muchos créditos refinanciados, que no saben si habrá que pasar a subestandard o a morosos. Y si pasa eso, se exigirá a los bancos más capital y eso hará que no se desatasque el grifo del crédito.

Me suena bien que de los 100.000 millones  de la póliza que nos dio el BCE solo hayamos utilizado 40.000. Me da tranquilidad que tengamos a nuestra disposición 60.000, por si las cosas se tuercen en la banca, o sea, si los créditos normales pasan a subestandard, los subestandard a morosos y los morosos, a absolutamente incobrables por los siglos de los siglos.

(Claro que si tiramos más de la póliza, nos apretarán más y ya estamos con la lengua suficientemente fuera como para aguantar nuevos apretones).

He cogido todas estas cosas, las he revuelto bien y me sale un optimismo esperanzado que creo que, además, es sensato. Sigo pensando que estamos en el buen camino -se llama Europa- y que tenemos por delante cosas buenas y, por supuesto, obstáculos que, con más o menos sufrimiento, acabaremos superando.

Me preguntan en Cadena Dial si seremos de los primeros o de los últimos en salir de esta situación. Contesto que de los últimos, porque me parece que venimos de muy lejos, de un déficit de 91.000 millones de euros, que ahora estamos en uno de 70.000 y que nos hemos comprometido, con prórrogas incluidas, a llegar a 27.000 en el año 2016.

Todos hablan de reformas estructurales. Habrá que meterse con la estructura de España, que yo creo que es LA reforma estructural. Y costará, porque  a bastantes no les gustará. Y no sé si los que mandan ahora en España se atreverán. Menos mal que la Merkel nos vigila.

P.S.

Por cierto, todo lo anterior viene de lo que ha dicho Draghi sobre la recuperación económica.

De la recuperación moral no ha dicho nada.

Que no se nos olvide, que es la principal.

A gran distancia.

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