La Boston Symphony Orchesta, una de las tres más importantes del mundo y la más reconocida en la sección de piano, ha elegido al prestigioso pianista Eugen Indjic como solista para los próximos años, un reconocimiento que le llega 50 años después de haberse convertido en el intérprete más joven del mundo (18) en debutar en la famosa Orquesta. Asimismo, Indjic Eugen ha sido recientemente nominado en el International Classic Music Awards (ICMA), compuesto por los críticos de música más importantes del mundo, para el ‘Mejor Disco del Año’ por su interpretación de “Schumann: Davidsbündlertänze, Kreisleriana”.
Eugen Indjic (Belgrado,1947), realizó su primera actuación en público con 9 años (Mozart), se graduó en la Phillips Academy de Andover (EE.UU) y fue invitado a tocar una pieza de Brahms con la Sinfónica de Boston convirtiéndose, de este modo, en el solista más joven en aparecer con esa orquesta. En 1968 conoció a Arthur Rubinstein quien, hasta su muerte permaneció como un amigo y mentor, calificando a Indjic como “un pianista de clase mundial de rara perfección musical y artística”.
Ganador de tres concursos internacionales —Varsovia (1970) , Leeds ( 1972) y Rubinstein ( 1974 )—, Indjic ha actuado con las principales orquestas de los Estados Unidos, América del Sur, Europa y Asia, y bajo directores como Bernstein, Bělohlávek, Casadesus, Fedoseiev, Gergiev, Gielen, Jochum, Kubelík, Leinsdorf, Sanderling, Sinopoli, Solti, von Matačić, de Waart, Wit and Zinman, entre otros. Actualmente, Eugene Indjic es, también, experto colaborador del Máster Universitario en Interpretación e Investigación Musical de la Universidad Internacional de Valencia (VIU),
Sobre su elección
Su candidatura, asegura que “le hace muy feliz” porque reconoce una experiencia acumulada durante décadas, aunque reconoce que “le sorprendió”, al competir con nominados que forman parte de grandes compañías, mientras Indjic va de la mano de una “pequeña compañía de Polonia”.
Y es que para alcanzar el éxito musical, Eugen Indjic lo tiene claro: la fórmula pasa por “mantener la locura”, ser humildes, hacer un esfuerzo continuo por renovar y reinterpretar nuevas piezas y por “no cometer los mismos errores que todos cometemos con 20 años”, porque “cuando ganas un concurso crees que ya lo tienes todo hecho y que puedes tocar mejor que nadie”.
Así, ha señalado que la formación de niños prodigio ha cambiado mucho en el último siglo, ya que en los años 20 “era la moda”, pero en la década de los 60, cuando el joven músico cumplía 12 o 13 años, se le insistía mucho en que estudiara y lo compaginara con la música. Pero hoy en día, ha lamentado, “esta situación no es muy saludable porque los managers usan a los jóvenes prodigios como un negocio”, de manera que hay jóvenes que a los 16 años “ya se ven a si mismos demasiado mayores, porque los managers buscan pequeños prodigios de 3 años para reemplazarlos”.