Conduce atento a la carretera, pero sin concentrarte en ella

Siempre hemos oído este consejo, y siempre lo hemos dado a los demás: en la carretera hay que estar muy concentrados, muy atentos a todo lo que nos rodea, para conducir con mayor seguridad. Si bien se sobrentiende la buena intención de estas palabras, en realidad conducir atento a la carretera es una cosa y conducir concentrado en la carretera es otra. Y además una nos hace conducir con más seguridad y la otra… más bien al contrario. Curioso, ¿verdad?

Cuando conducimos, vamos realizando sin darnos cuenta un ejercicio constante con el cerebro que consiste en tomar decisiones, y para que todo llegue a buen puerto esas decisiones tienen que ser decisiones que nos lleven a un escenario de seguridad. Los psicólogos esquematizan este ejercicio, este procedimiento, de la siguiente manera:

OBSERVACIÓN

SELECCIÓN

COMPARACIÓN

CON NUESTRO

BAGAJE PREVIO

DECISIÓN

EJECUCIÓN

Y lo mejor de todo es que ese procedimiento debe llevarse a cabo en un tiempo mínimo, que anda en torno a 1 segundo de duración en condiciones óptimas. Cuando observamos, lo hacemos contemplando nuestro entorno de forma activa, luego seleccionamos aquellos estímulos que nos interesan como conductores y dejamos de lado aquellos que no consideramos relevantes. Lo siguiente que hace nuestro cerebro es buscar en el baúl de la experiencia y elaborar una respuesta acorde con la situación para, rápidamente, llevarla a cabo.

Pero ese prestar atención no debe confundirse con la concentración. La concentración supone meterse dentro de una burbuja y que nada entre ni salga de ella. Y eso es, por definición, peligroso, porque nos rompe el esquema anterior desde el primer punto, desde la observación del entorno.

¿Cuántos conductores o peatones no habrán tenido un accidente creyendo que si ellos circulaban de forma correcta no tenían nada que temer? Para reducir este riesgo, lo primero es ser conscientes de que la adquisición de información, la observación del entorno, tiene que ser ágil y, desde luego, no concentrada.

La atención supone que nuestros sentidos cubren nuestro entorno de forma global, no sectorizada. La concentración, por el contrario, supone enfocar nuestros sentidos sobre una parte de los estímulos que nos rodean. Concentrar, enfocar, focalizar, sectorizar, son sinónimos que nos llevan a poner nuestra atención al servicio de unos pocos estímulos, no del escenario que nos rodea.

Esto se plasma de forma muy evidente en una observación inadecuada, como les sucede a los conductores poco habituados a la circulación, que mientras se centran en observar un punto de su campo visual ya se han olvidado de mirar hacia el lado contrario, y viceversa.

Normalmente este no es un problema con el que deban enfrentarse los conductores más experimentados, pero sí que puede suceder que esto les ocurra a un nivel más de pensamiento. De la misma forma que no conviene focalizar la mirada, tampoco conviene concentrar el pensamiento. Cuanto más atentos estemos a cuanto nos rodea, cuanto menos nos concentremos en cada una de las cosas que nos rodean, tanto mayor será nuestra seguridad.

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