De mal en peor

Hubo un tiempo en que pensé –ingenuo de mí- que no sería posible que otro responsable de la Dirección General de Tráfico (DGT) lo hiciera peor que el denostado y mediático Pere Navarro en la etapa socialista. Torpe ignorancia pretender desconocer ese principio –pesimista, pero real-de que todo aquello susceptible empeorar lo hará inevitablemente. 

Y en eso estamos. La actual directora de la DGT –ahora en etapa popular- pugna por alcanzar el nivel de despropósitos de su antecesor, cosa que no parecía fácil. Si aquel se caracterizó por sus peregrinas y “populistas” explicaciones, ésta lo hace por sus planes, “intenciones” y lanzamiento de toda suerte de “globos sonda” en el tema que le compete: el tráfico.

A ambos los iguala sus -a veces- pretendidos desvelos por nuestra seguridad, su fantasmal agitación del “espantajo” de las víctimas –dolorosa realidad, por otra parte- y los sesgados informes de los que derivan la necesidad de sus “actuaciones “.  Dichas actuaciones, por supuesto, son siempre un “mal necesario” que se hace por nuestro bien. Y digo mal porque -de una u otra manera-  nos complican la vida o nos amargan la existencia o nos cuestan dinero. Normalmente las tres cosas, cuando no alguna más.

Creo que a estas alturas ya estará claro lo que me parece la pretensión de María Seguí sobre que revaliden sus conocimientos los conductores mayores de 40 años a la hora de renovar su “carnet”. Será estupendo que los usuarios refresquen sus conocimientos sobre mecánica, normas, señalización y la “biblia en verso”. Lo que ya no es tan estupendo es la complicación vital y burocrática que representará la renovación del permiso de conducción para millones de españoles. Ni las tasas y sobrecostes que de ello se deriven. Un “pingue” negocio sin duda para algunos y una nueva forma de expolio imaginativa y global.

Sí, al final siempre hablamos de lo mismo: de meter la mano en el bolsillo del contribuyente. Por cualquier causa y con cualquier excusa. Una y otra vez. Y otra.

Tristemente, detrás de cada nueva campaña de la DGT no puedo dejar de ver “la mano larga” de ese “Gobierno de España” con el que cierra sus anuncios, de esa Administración insaciable y derrochadora. Estoy harto de que me comuniquen lo «malísimos» que somos los conductores españoles y la minuciosa contabilidad de las infracciones y de los infractores..

Bien que me interesaría, sin embargo, conocer el monto de lo recaudado vía sanciones en cada una de esas campañas de seguridad vial y –desde luego- su destino. Es más, como conductor –y por tanto como contribuyente forzoso de una u otra manera- me gustaría que su finalidad real fuera la mejora de la señalización de nuestra red viaria, que es absolutamente penosa, o el adecuado mantenimiento de nuestras carreteras, que presentan un deterioro incalificable y cuya recuperación posterior nos costará una fortuna –otra vez- a los contribuyentes. Temas estos que al parecer «no le constan» a la DGT, tienen una mínima incidencia en su tendenciosa interpretación de la seguridad vial o significan «ponerlos» en lugar de «llevarselos». Vamos, que no conviene.

A mi tampoco me convienen sus «interesados» planes ni sus desatinos. Desgraciadamente, como cualquier españolito -y también como automovilista-, estoy soportando una creciente e intolerable intromisión de lo público en lo privado.Y hubo un tiempo en el que hubiera dicho «siniestra» intromisión, pero con la derecha en el poder… pues no cuadra. Pero es como más de lo mismo: de mal en peor.

Ir arriba