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La conducción agresiva desgasta los frenos

La conducción agresiva desgasta los frenos. El deterioro en las pastillas y en los discos de freno es muy frecuente a causa de una conducción agresiva.

Expertos en mantenimiento de vehículos aconsejan la conducción suave y la técnica del freno motor para evitar el desgaste de frenos.

Dejar el vehículo rodar por su propia inercia con una marcha metida y sin pisar el acelerador permite un frenado progresivo con un mínimo desgaste del embrague y de la caja de cambios, además de un menor consumo de combustible.

También se puede disminuir la velocidad con la caja de cambios, sobre todo en descensos prolongados. Se debe reducir a una marcha inferior a partir de que el motor baje de 2.000 revoluciones por minuto.

Vibraciones y ruidos, tacto duro o demasiado blando, el recorrido es más largo o corto de lo habitual en el momento de accionar el freno o no recupera su posición inicial, los principales síntomas de un freno en mal estado.

Expertos en el mantenimiento del automóvil han aconsejado la conducción suave y el uso de la técnica del freno motor, siempre que sea posible, para evitar el desgaste del sistema de frenos.

Según han señalado desde Norauto, autocentros especializados en el mantenimiento integral y equipamiento de automóvil, el desgaste en las pastillas y en los discos de freno es muy frecuente a causa de una conducción agresiva.

Para garantizar la seguridad vial, Norauto ha calificado de “primordial” un mantenimiento regular del vehículo y, sobre todo, de los componentes que conforman el denominado triángulo de seguridad: frenos, amortiguadores y neumáticos. En este sentido, ha recordado que la distancia de frenado puede verse incrementada en varios metros con alguno de estos componentes en mal estado, además de aumentar la probabilidad de sufrir un accidente.

Para evitar el desgaste del sistema de frenos, Norauto aconseja una conducción suave, mantener la distancia de seguridad, reducir la velocidad con anticipación para sortear los frenazos bruscos, disminuir la carga del vehículo y utilizar otras técnicas de frenado alternativas al uso del pedal del freno.

Para disminuir la velocidad, Norauto recomienda, siempre que sea posible, el uso de la técnica del freno motor, en la que los frenos no intervienen, y que consiste en dejar al vehículo rodar por su propia inercia con una marcha metida y sin pisar el acelerador. El pedal del freno, por el contrario, se debe utilizar para efectuar correcciones necesarias para acomodar la velocidad o para la detención final. De esta manera, se consigue un frenado progresivo con un mínimo desgaste del embrague y de la caja de cambios, así como un menor consumo de combustible.

También se puede aminorar la marcha del vehículo con la caja de cambios, sobre todo en descensos prolongados. Pero advierte de que se debe reducir a una marcha inferior a partir de que el motor baje de 2.000 revoluciones por minuto.

Norauto asimismo aconseja revisar el sistema de frenado regularmente, siguiendo las indicaciones del fabricante, y prestando especial atención a las pastillas, los discos y el líquido de frenos. Debe revisarse al menos cada 20.000 kilómetros.

También ha advertido de los principales síntomas de un sistema de frenado en mal estado como vibraciones y ruidos, tacto duro o demasiado blando a la hora de presionar el pedal, el recorrido es más largo o corto de lo habitual en el momento de accionarlo o cuando el pedal del freno no recupera su posición inicial de un modo automático.

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