Una de cada cuatro empresas recortó su flota en 2012

Sin embargo, el estudio –realizado entre más de 4.800 gestores de flotas de pymes y grandes empresas para determinar las tendencias actuales y futuras del vehículo de empresa- muestra cómo esta tendencia dará un vuelco, con un incremento estimado del 6% en la talla del parque corporativo de aquí a tres años.

En este sentido, las empresas reconocen que las ayudas a la compra de turismos corporativos como las que incluye el Nuevo Plan PIMA Aire supondrán sin duda un estímulo para volver a invertir en flotas, contribuyendo además a reflotar uno de los canales más golpeados por la crisis, con un descenso acumulado del 21,5% en lo que va de año.

Sin embargo, a pesar de las ayudas públicas, las empresas matizan que el crecimiento de la flota estará supeditado a otros factores como el precio del carburante, que se lleva actualmente alrededor del 30% de los gastos totales de este capítulo. Tanta importancia tiene esta partida que cuatro de cada diez empresas no dudará en volver a prescindir de parte de sus coches si los precios, que han dado un pequeño respiro en agosto, continuan su escalada.

Esta drástica postura evidencia que hoy por hoy, y a pesar de ser la alternativa más eficiente y económica para los desplazamientos urbanos, el vehículo eléctrico sigue sin contemplarse como opción de movilidad dentro de las flotas corporativas.

A la limitada autonomía, que sigue siendo el principal caballo de batalla para las empresas (61%), se une este año la excesiva duración del tiempo de recarga; una barrera que preocupa más en España (46%) que en Europa (37%), donde le dan más importancia a la escasez de postes públicos para alimentar la batería.

Según el director del CVO, Alejandro Madrigal, “aunque el coche eléctrico parece que sigue en la incertidumbre, en cuanto haya una oferta algo más amplia y se suavicen algunos de los obstáculos que presentan, las flotas empezarán a incorporar el eléctrico».

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