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2015 el año del Partido Popular

A menos de 72 horas para que las campanadas den la entrada al nuevo año, y a 146 días de la primera cita electoral, las Municipales y Autonómicas, el 2015 nos depara un escenario apasionante desde el punto de vista politológico, en todas y cada una de sus proyecciones desde el análisis de la realidad política y social. Un análisis que a lo largo del 2014 la demoscopia se ha encargado de ir forjando de acuerdo a un objetivo preconcebido para que fuera calando en la opinión pública ese mensaje subliminal en el que se proyectaba la tan codiciada caída del Partido Popular. Encuesta tras encuesta, los laboratorios sociales han estado forzando un análisis complicado sobre un estado de opinión hábilmente cocinado. Pero aun así, el interés por forzar unos resultados ad hoc no ha permitido confirmar científicamente que esas supuestas tendencias tengan que reproducirse en el momento crucial de depositar el voto. Las bolsas de indecisos y sus porcentajes rompen cualquier previsión, por lo que las proyecciones no pasan de ser meros ejercicios esotéricos.

En esta Comunitat, el Partido Popular ha sido uno de los objetivos prioritarios dentro de la estrategia de la Izquierda para finiquitar los 20 años de hegemonía popular. Unos gobiernos que han permitido pasar de una tierra en blanco y negro tras las tres Legislaturas de gobiernos del PSOE, a poner en valor este territorio con la etapa de mayor prosperidad de nuestra historia reciente con los gobiernos populares. Una gestión que ha propiciado una transformación sin precedentes y que aun en la difícil coyuntura de la peor crisis que se ha conocido en Europa y en España desde los inicios del s. XX, nos ha permitido siempre liderar la recuperación gracias a una economía abierta, que si bien sufre más que los demás los efectos de la crisis, también es verdad que nos permite recuperarnos antes. En estos 20 años de gobiernos populares, nuestro PIB ha crecido un 131% y el de España el 129%, por lo que nuestras políticas han favorecido el crecimiento sin lugar a dudas.

Con muchas más luces que sombras, la gestión de los gobiernos populares ha podido vertebrar un territorio crucial y estratégico, no sólo desde el punto de vista electoral, y por ello no es de extrañar la desmesurada cruzada mediática para socavar esa gestión, judicializando la vida política y generando una sensación calculada de despilfarro y corrupción en la gestión. Nada más lejos de la realidad, ya que ni gastamos por encima de nuestras posibilidades en épocas de crecimiento y ajustamos nuestros gastos más que nadie en época de recesión. Sólo la evidente falta de financiación que nos lastra ha podido incidir en los indicadores de déficit y deuda. Un dato, la deuda creció lo mismo en los 13 años de gobiernos socialistas que en los primeros 13 de los populares, incluso un poco menos, del 6.50% al 5’70%. Los efectos de la crisis han condicionado esos parámetros los últimos siete años. Pero una cosa es evidente, de haber dispuesto de una financiación como la media del resto de Comunidades, hoy tendríamos prácticamente la mitad de la deuda.

Una gestión centrada en las personas y como mejor ejemplo, antes de la crisis 82 de cada 100 euros se destinaban a políticas sociales, ahora ya estamos por los 90, garantizando de forma efectiva y eficiente un Estado del Bienestar que las Políticas de la Izquierda habían llevado a la quiebra. Solo hay que ver los datos en inversión en colegios, institutos, universidades, centros de salud, hospitales, residencias, infraestructuras de transporte, deportivas, etc., que en las épocas de bonanza económica suponían el 12 % del Presupuesto. Y que en los momentos de mayor dificultad hemos ajustado manteniendo el gasto social a costa de la inversión, en un ejercicio de responsabilidad hacia las personas.

El 2014 se nos va con la satisfacción del trabajo bien hecho. Un año difícil y duro pero cuyos sacrificios estaban justificados para consolidar un crecimiento que nos llevara a la tan ansiada salida de la crisis. Han sido años muy duros, para todos, pero la gestión responsable de ciudadanos anónimos, de familias solidarias, de administraciones comprometidas, han permitido que el escenario esté cambiando y esta tierra vuelva a ser la locomotora de España.

Hoy crecen nuestras exportaciones, nuestro turismo bate récords, las empresas aumentan su número, las viviendas vuelven a venderse, nuestra producción industrial mejora, el consumo se recupera, creamos empleo y reducimos el paro. Estamos en la buena dirección, y en esa travesía del desierto con todos los elementos en contra, el Partido Popular ha seguido firme al timón, consciente de la gran responsabilidad asumida ante los ciudadanos. Las continuas embestidas de la izquierda no han podido desviarnos del rumbo, aun a riesgo de habernos dejado jirones populares por el camino. La Izquierda ha buscado el atajo haciendo de la anécdota, categoría, y de la excepción, regla. Pero el Partido Popular ha resistido el envite.

La verdadera encuesta se avecina, y en esa carrera frenética el tiempo juega un papel decisivo y la Izquierda es consciente de que se le acaba. El choque ideológico es inevitable. El neopopulismo bolivariano cuyos mejores exponentes y fatídicos resultados tenemos todos en mente, busca imponerse a las políticas Liberal-Conservadoras que han garantizado el progreso y la libertad de los individuos. La izquierda va a seguir sumida en ese caos ideológico por mucho ventilador que pongan en marcha. Y ante ello, solo el Partido Popular desde el compromiso regeneracionista y una sincera autocrítica puede garantizar esa estabilidad tan necesaria ante el mayor reto de su historia. 2015 puede ser su año, ¿y el nuestro?.

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