Apple y el mercado de los wearables

Septiembre es un mes marcado en el calendario por los apasionados de la tecnología. Esta semana dará comienzo la feria IFA de Berlín en la que compañías como Samsung esperan presentar al sucesor de su exitosa saga Note y Nokia podría enseñarnos al heredero del modelo 1020. A pesar de ello, casi nadie puede evitar poner los ojos en otro evento de la semana que viene, la presentación de Apple del próximo día 9 (keynote la llaman).

Durante la feria alemana veremos nuevos modelos de smartwatch, los relojes inteligentes que aspiran a conquistar nuestras muñecas. Se trata de un producto con una propuesta de valor centrada en facilitar la lectura y gestión de las notificaciones que recibimos diariamente. Correo, mensajería, llamadas aparecen en las diminutas pantallas de estos dispositivos para que su dueño elija qué debe hacer con ellas sin sacar el móvil del bolsillo. Algunos modelos como el Samsung Galaxy Gear Fit actúan además como pulseras cuantificadoras de nuestra actividad física diaria.

Sin embargo, el público no ha acudido en masa a las tiendas para adquirirlos. Los productos no están volando de las estanterías. No hay noticias de que los fabricantes no den abasto produciendo sus relojes inteligentes. ¿A qué se debe?

La respuesta está en que la tendencia ha sido la de trasladar todas las características de un smartphone convencional a un dispositivo con una pantalla diminuta. Las notificaciones añaden ruido a nuestras ajetreadas vidas sin llegar a cumplir su promesa de ser más inteligentes. A la cuantificación de nuestro ser le falta ir un paso más allá y responder a la pregunta de: ¿Y ahora qué hago con estos datos?

La realidad es que se ha afrontado el smartwatch sin tener apenas en cuenta que llevar algo en la muñeca es muy diferente a tenerlo en el bolsillo. Un reloj convencional lo llevamos casi siempre puesto y en contacto con nosotros. No se puede perder ni desaparecer de nuestra muñeca sin que nos demos cuenta. Pero también está a la vista siempre por lo que su estética es más importante de lo normal. Es lógico que un smartwatch comparta estas características pero las soluciones actuales aún no se atreven a dar un paso más allá.

Es por esto que la previsible irrupción de Apple en este mercado sea tan interesante. La compañía de California tiene en su currículum reciente haber dado el pistoletazo de salida del mercado de los smartphones y tablets modernos. Si nos fijamos en estos lanzamientos podremos ver que hay un patrón en su éxito: el producto brilla en sí mismo pero también viene acompañado de un entorno que aporta mucho más valor. Ese entorno trae bajo el brazo contenido específico en forma de apps, música, películas, libros y accesorios de terceros que le permiten crear una plataforma en sí misma.

El wearable de Apple (¿quién dijo que tuviera que ser un reloj?) para triunfar necesariamente supondrá la creación de una nueva plataforma pero a la vez ir más allá que sus predecesores. Sus características estrella serán la identificación y el pago móvil, la salud y la domótica. Pero dándole esa vuelta de tuerca tan típica de la manzana mordida. Por primera vez, la plataforma va a rivalizar en protagonismo con el dispositivo al hacer más inteligente nuestro alrededor.

Pocos saben que Disney está utilizando en sus parques una aproximación muy interesante con los wearables. A través de una banda, sus clientes pueden acceder a atracciones, pagar productos y entrar en su habitación de hotel en apenas unos segundos. Para ello han tenido que adaptar todo el entorno del parque a esta nueva banda. Dada la tradicional relación entre Disney y Apple no sería de extrañar ver un wearable y una plataforma de esta compañía con similares características. Sea lo que sea, tendremos que esperar al martes que viene para verlo.

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