Juan Vicente Pérez Aras, Diputado Nacional PP. Un Consell y una Legislatura agotados

Asalto al Poder

Y seguimos en esta Legislatura nonata. Una semana más hemos asistido en el Congreso al cambalache de una oposición que busca su relato, bajo la única argumentación de quitar al Partido Popular del poder. Un relato que busca dar cobertura a una acción política sin parangón en nuestra historia parlamentaria. A vueltas con el control al Gobierno, que se critica de forma inmisericorde, buscando cualquier excusa para intentar generar un debate donde la “nueva” política pueda vender sus titulares. Un control por cierto, que exigen aquí mientras obvian sus comportamientos en determinados territorios, dígase Andalucía o Cataluña, donde parece ser están exentos del mismo.

Exentos también, de la mínima vergüenza torera para ponerse de perfil ante la corrupción, esa sí que es sistémica, de todo el régimen socialista. Otra piedra en el vía crucis que el sr Sánchez está pasando en su intento de llegar al poder al precio que sea. Como lo sucedido a los socialistas en Zaragoza, o lo último que hemos conocido en el Principado de Asturias. La Ley es igual para todos, y no una excusa para meter con calzador propuestas sin ninguna argumentación jurídica que pueda sustentar sus propuestas. Estos descubridores de “su” Democracia, no se dan cuenta de que la Ley es igual para todos, y su aplicación no depende del criterio de la mayoría, sino al contrario como bien les recordó nuestro Secretario General Bermúdez de Castro, “la Ley es la salvaguarda de las minorías respecto de las mayorías, y mientras no se cambie es igual para todos”.

Pero la incongruencia llega al paroxismo a la hora de justificar esta persecución, pues no llego a imaginar que hubieran dicho y hecho de haber procedido a comparecer motu proprio un Gobierno que solo busca dar normalidad a una situación excepcional, por no haberse dado nunca. Nos hubieran acusado de extralimitarse en sus funciones y de todas las plagas bíblicas. Un doble juego, una doble moral perniciosa que tan bien maneja la izquierda, reclamando un control que les permita seguir con el ruido mediático que tape las infructuosas negociaciones para alcanzar ese tan deseado pacto a la valenciana.

La Izquierda , nueva, vieja y emergente busca aprovechar ese resquicio que los resultados electorales generaron. Un complicado escenario con un contundente mandato ciudadano. Un mandato que unos se atribuyen por la vía del cambio, pero que la inmensa mayoría determinó por el acuerdo. Y éste sigue sin llegar gracias a los vetos e intransigencias de un PSOE que puede seguir la estela de sus hermanos helenos. No se puede engañar a todos todo el tiempo y negociar en secreto en contra de tus propios principios. Una negociación con ERC que pone en evidencia el verdadero valor de esta tierra para la Izquierda, rendida al pancatalanismo.

Seguimos enfrascados en la retórica populista. El neocomunismo emerge con fuerza otorgando carnets de demócratas y arrogándose la paternidad de una “nueva” democracia, la suya, porque la de los demás no cuenta. Demagogia a raudales desde las salas de prensa reconvertidas ahora en tribunas parlamentarias. Una demagogia que les permite generar ese relato que los Medios compran sin recato, aún cuando no se comparece y encima se justifica.

Su ansiado acuerdo para desplazar al Partido Popular del poder, al precio que sea, empieza a sufrir la incomprensión de una ciudadanía que asiste atónita a un juego de tronos marcado por los egos desatados. Es mucho lo que hay en juego. El bienestar de todos los españoles y la consolidación de una recuperación que entre todos hemos forjado. Pero nos encontramos ante una oposición sin ninguna coherencia, desbocada en formalizar un tripartito imposible a costa de seguir tomando el pelo a los españoles. Una Oposición que solo busca instrumentalizar las Instituciones para alcanzar su único fin, el asalto al Poder.

Artículo de colaboración de Juanvi Pérez

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