Así no se cierra una TVV inviable

RTVV es inviable. Es inviable como empresa y es inviable como producto. Lo tengo muy claro aunque se me subleven vecinos y amigos. Pero no he visto mayor torpeza en la gestión de los últimos años de RTVV y, por supuesto, en el proceso de cierre de la radio televisión pública valenciana, que ha entrado en negro a las 12,20 de este viernes, 29 de noviembre de 2013. ¿Cómo puede ser tan torpe esa estructura de poder que hay en Presidencia de la  Generalitat Valenciana y todas las asesorías contratadas? ¿Cómo han llegado a semejante chapuza?

La RTVV es inviable porque económicamente no hay quién la aguante, ni siquiera con la simulación de harakiri que estaban dispuestos a hacerse los sindicatos. No hay dinero para aguantar esos costes exagerados en todos los capítulos de su presupuesto. Hacer televisión hoy es muy barato. Y ni siquiera la excusa de un servicio público es suficiente para  ese destarifo.

Y además es inviable como producto. Lo he dicho muchas veces. RTVV es antigua, rancia y mantiene desde años una programación que está anclada en aquel modelo que inventó Amadeu Fabregat en buena hora. El lenguaje televisivo (gestual y oral), la realización, los contenidos, la escenografía y más no tienen que ver con lo que demandan los espectadores. Y eso no tiene que ver con el concepto de servicio público. Es un problema de audiencia.

Y además durante los últimos años todo ha sido una tropelía sobre el producto. Los políticos de cualquier signo estaban sólo preocupados por sus cinco minutos en el noticiario, lo que permitía que Canal 9 fuera un arma arrojadiza en cualquier debate político. Pero a nadie le preocupaba qué pasaba con el resto de la programación. Ni el fútbol, ni las películas, ni las series… ¿Alguién ha analizado el fondo sociológico de la exitosa Alquería Blanca? Conservador y rural. Compromís, EU o el PSOE ni se han enterado, tanto que gritan ahora.

¿Qué servía para defender las señas de identidad? Está bien como bandera en estos momentos, pero todo el mundo sabe que es una falacia. Retransmitir en valenciano los Moros y Cristianos, las Hogueras o las nevadas en Morella no es motivo suficiente para mantener este costoso modelo de TV. Hay mil alternativas para atender ese servicio público (sic) sin esos costes e  incluso mayor difusión.

Con el argumento del coste económico el presidente del Consell, Alberto Fabra, decidió cerrar con la excusa de la anulación del ERE. Y así empezó a escribirse el último capítulo de la larga serie de torpezas. ¿Es que Paula Meseguer, Cristina Macías, Jose Antonio Lecha,  Esther Pastor o algunos de los otros asesores del presidente no han sabido hacer mejor las cosas? ¿Qué creían que 1.800 personas iban a estar quietos cuando se quedan sin trabajo?  De un trabajo como este, además ¿Y que Oltra, Morera, Puig, Moreno y la larga lista que conforman la oposición no aprovecharían la ocasión?

¿Cómo se puede ser tan torpe para generarse un problema de este calibre? ¡Dejar la pantalla en manos de trabajadores y oposición durante un mes! ¡Y anunciar ayer que el cierre sería por la noche!! ¡Mandar a un chispas que se pone al lado de los encerrados!! Yo no pido responsabilidades por el cierre por lo que he manifestado antes. Es una TVV inviable. Pero si por la torpeza por cómo se ha gestionado este asunto desde hace años.

¿Es que nadie había previsto que tendría que entrar la policía? ¿Entre tanto lumbrera del marketing como hay en el PP no hay nadie que valorara las consecuencias políticas y electorales que va a tener esta chapuza? Cuando se decidió el cierre muchos valencianos estaban por ello, hartos de tanto conflicto con RTVV. Pero la torpeza en la gestión le ha dado la vuelta a la percepción pública en la Comunidad Valenciana y en toda España. De solucionar un problema Alberto Fabra y el PP han pasado a crear una leyenda épica.

Ir arriba