Juanvi Pérez

Atenas llora a Pericles. Por Juanvi Pérez.

Una semana convulsa en la que la izquierda populista ha tirado de manual para forzar una imagen distorsionada y alejada de la verdadera realidad griega. No sólo allí, donde se juegan mucho más que el corralito, para una sociedad enajenada por la influencia de decenios de políticas de una izquierda que les ha llevado a la ruina, con su consentimiento, por mucho que ahora se aclamen a los Dioses del Olimpo. Aquí también, en nuestro suelo patrio los discípulos del neocomunismo populista, los mismos que juegan con la doble moral, ahora en el poder, se olvidan de aquello que prometían en la campaña, desmontando la Teoría de la Nueva Política con la que se presentaban a la elecciones, y demostrando que son más de lo mismo.

La vieja política con un revestimiento somero que nada más llegar al poder no ha dudado en elevar el listón del nepotismo y el amiguismo a la hora de nombrar para altos cargos de la Administración a personas de su entorno familiar o a incondicionales camaradas del partido. Pero no pasa nada, la izquierda está exonerada en cuestiones de ética y moral ante la sumisión de una sociedad que aplaude sus gracias.
Los mismos que aquí nos presentan fórmulas mágicas para todo, los mismos apóstoles serviles del populismo que ha llevado a Grecia al default, los mismos que esconden sus cuentas corrientes en vez de comprar bonos griegos, por aquello de la camaradería, se ríen de todos nosotros al rasgarse las vestiduras en contra de una Europa que ha decidido poner coto a los desmanes de una izquierda que ha llevado al desastre a la cuna de la civilización occidental. Clístenes, Efialtes, Solón, Pericles, Platón y Aristóteles ya plantearon la contundencia del ciclo de la Democracia, y como éste se pervertía por el efecto distorsionador del populismo.

La degradación de la Democracia por la demagogia ha generado un ambiente propicio en nuestra sociedad. Paro tampoco nada nuevo como nos intentan vender. Platón, el idealista del Totalitarismo ya advertía que » la Democracia degenera en tiranía donde la sociedad se ve inmersa en el más absoluto caos y la disciplina brilla por su ausencia. El pueblo busca alguna solución, pero en vez de renunciar a sus “derechos” y “libertades” da el poder absoluto a un tirano, al cual no podrán echar luego fácilmente». La historia es tozuda y se empeña una y otra vez en recordárnoslo.

¿Cómo puede ser que aquellos que se presentan como paladines de la nueva Política no puedan aportar ningún ejemplo que demuestre la superioridad de su ideología?, ¿Cómo puede ser que no tengamos ningún ejemplo de sociedad moderna donde la aplicación de esas políticas hayan permitido liderar el crecimiento y la prosperidad para sus conciudadanos? Estamos hartos de ver el fracaso ideológico del Socialismo. No contentos con la caída del Muro, han seguido inmersos en una realidad virtual, para tapar el mayor fracaso de una ideología totalmente amortizada. Y ahora vienen y nos la quieren vender a precio de saldo.
Atenas llora a Pericles, porque los demagogos han corrompido la Democracia, una corrupción que degenera en la oclocracia, la tiranía de los peores, aquellos que ponen la res pública a su servicio. Por eso la izquierda no puede dar lecciones de nada, y menos el trencadís actual en el que a duras penas conviven su amalgama de siglas, anteponiendo la ideología por encima del fin último de la política, que es servir a las personas.

Pericles estaba orgulloso del régimen democrático conseguido y así lo plasmó en ese hermoso texto de Tucídides. Pero al igual que los clásicos advirtieron que el sistema tendía por sí mismo a corromperse, sus herederos han sumido a Grecia en el caos. Un Partido, Syriza, al que no le duelen prendas con tal de provocar una involución que deje en evidencia a tan ilustres antepasados. Y aquí, al otro lado del Mesogeios Thalassa, asistimos atónitos como el coro de discípulos podemitas, líderes intelectuales de la izquierda española, intentan demostrarnos que esa misma política que ha llevado a Grecia al desastre es la correcta para nosotros. Como diría Pericles, «La tumba de los héroes es el universo entero y no está en las columnas recargadas de fastuosas inscripciones». Allí añorando a los clásicos y aquí elevando a la categoría de esperpento el noble arte de la política.

Juanvi Pérez

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