No sé si para bien o para mal, pero mover se mueve. Como el Ave Fénix, parece estar renaciendo de sus cenizas y poco a poco, a trompicones, parece que empieza a crecer el nuevo proyecto. Querido y rechazado a partes iguales por la sociedad valenciana, necesario, desde mi punto de vista. Creará empleo, seguro. Espero que mucho. Y nos acercará de nuevo la actualidad valenciana a nuestros hogares.
Los canales privados no han conseguido cubrir el hueco que dejó nuestra RTVV y el mal recuerdo que dejaron esos últimos años de una programación dirigida, manipulada, sin apenas interés, junto con el agujero económico que suponía mantener una plantilla que casi cuadriplicaba el personal necesario para funcionar, hacen que una gran parte de nuestra sociedad no la eche de menos.
Una RTVV de calidad pero austera, sostenible pero ambiciosa y, sobre todo, por encima de todo, lo más plural y despolitizada posible. Esa es la base que debe tener el nuevo proyecto si se quiere que sea útil, si se pretende que vuelva a ser querido por los valencianos y valencianas.
La nefasta gestión del cierre ha dejado graves problemas por solucionar antes de su nueva apertura. El de los extrabajadores es, sin duda, el mayor. 1.600 personas se quedaron en la calle de la noche a la mañana sin tener muchos de ellos culpa de nada. Un auténtico drama que la reapertura de su antigua casa, aunque con otro nombre, difícilmente será capaz de solucionar.
Está siendo un camino lleno de obstáculos, sobre todo por las prisas y la impaciencia, que está costando recorrer. Con soluciones de urgencia en algunas ocasiones, con diálogo y acuerdos en muchas otras, vamos dando pasos. Canal 9 se mueve. Confío en que sea con pasos firmes y energía suficiente para servir durante muchos años a todos los valencianos y valencianas.