Jesús Montesinos

Cañete y Valenciano están magníficos

Arias Cañete y Elena Valenciano están magníficos. Se salen. Son el mejor ejemplo de cómo debe comportarse un político español ante unas elecciones europeas. Y así lo demostraron en el debate en TVE y lo demuestran en campaña. ¿Alguien tiene alguna duda? Yo no. Cañete y Valenciano son los más dignos representantes del sistema político español.

Unas horas antes, en Bruselas, se celebraba un gran debate entre las cinco fuerzas que presentan candidato a la presidencia de la Comisión Europea. El debate era Europa y las propuestas de cada uno. Aburridísimo. Lo de Cañete, Valenciano y los mítines que ruedan por España son más divertidos.

La campaña electoral para las europeas es, por supuesto, de perfil bajo porque así interesa a todos los partidos, incluidos los minoritarios que aspiran a robar votos a los grandes. Y si es de perfil bajo solo queda tiempo y lugar para los asuntos cotidianos, que se supone son los que entiende el personal. Por lo menos es lo que piensan los equipos de campaña.

Así que Cañete y Valenciano están a lo que están: magníficos. Al debate de los asuntos domésticos y a dejarse la piel demostrando lo malo que es el contrario. Da lo mismo el argumento. ¿Es esto correcto en unas elecciones europeas? Por supuesto. Por eso lo hacen. O es que creen que tanta ciencia electoral junta no tiene las ideas claras. Goya tenía razón cuando pinto los duelos a garrotazos.

La mejor prueba del acierto de Cañete y Valenciano en su campaña es que lo mismo hacen todos. Alberto Fabra lleva paseando la geografía valenciana desde hace un mes para hablar mal de Ximo Puig. Y Puig se ha impuesto una agenda de locos para poder decir todos los días lo malos que son los populares. Y ahí tienen a Ramón Tremosa (CiU), Meyer (IU), Francisco Sosa (UPyD) y hasta Jordi Sebastia de la Primavera Europea. ¿O qué creen que pretende Monica Oltra con tanto lío? Simplemente ejecutar su rol como buena política española en la oposición.

Europa importa poco en las elecciones españolas. Estas elecciones son unas primarias de las generales y hay que estar al tajo. Además, mediáticamente es más resultón que Cañete hable de las dificultades para debatir con  mujeres que desentrañar cuál es  la política de inmigración europea. Los grandes opinadores de España se dedicaron el viernes a discutir quién había ganado el debate Cañete/Valenciano. Para eso se hizo el debate, no para hablar de Europa. ¿Ganó Cañete o Valenciano? Esa es la pregunta electoral. Y a eso se dedican en las redes los aparatos mediáticos de los candidatos. Lo demás importa poco.

Los políticos  españoles están cumpliendo fielmente el rol para el que están en la política. Valenciano viene a Valencia para hacer política de partido, se reúne con sus fieles, la aplauden, dice un par de cosas contra el PP, Fabra y Rajoy, la vuelven a aplaudir, le da un abrazo a Puig, le llama President y vuelve a coger el AVE. ¿Europa? ¿Los electores? Esa no es la cuestión. La campaña es para contentar al personal y, si acaso, salir en alguna tele o algún periódico diciendo una boutade, que luego Bruselas está muy lejos y haremos lo que diga Merkel, que es lo que hacía Zapatero aunque ahora el PSOE lo haya olvidado. (¡Y menos mal que está Merkel!)

Por eso Cañete y Valenciano están magníficos. No crean que están equivocados por hacer una campaña como la que están haciendo. Es que el sistema político español es eso, quiere eso y así se autoprotege de cualquier elemento extraño que entre si dejas una puerta abierta. Alguien le llama ensimismamiento.

 

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