Cifras

Veo cifras, veo fotos, y tengo tentaciones de amargarme la vida. Decido escribir este artículo tal como me sale del estómago, luego lo repasaré y eliminaré las cosas que, en un primer arranque, he escrito. Lo haré porque pretendo ser bien educado, o sea, por mí, no por los protagonistas del suceso.

Empiezo por La Vanguardia, que, en portada y con letras grandes, anuncia: “Alerta sobre la malnutrición de 50.000 niños catalanes”. Leo la noticia, suponiendo que estos 50.000 niños catalanes han ido de vacaciones a Egipto y allí les ha pillado la revolución. Y pienso que algo habrá que hacer para que vuelvan en seguida. Pues no. Eso les pasa a 50.000 niños catalanes que viven en Cataluña, lo cual me deja bocabadat, o sea, con la boca abierta. De sorpresa. No de hambre, como les pasa a esos niños.

En la página 13 veo una foto del Govern reunido. Me tranquilizo. Estos señores, en Agosto, se han reunido para resolver inmediatamente el problema de los niños. Están todos, lo cual, digo yo, significa que le dan máxima importancia al asunto y que han vuelto de vacaciones o las han retrasado para resolver el problema. Leo el resumen de lo que han hablado. ¡Nada sobre los niños! Ahora están preocupados con los presupuestos de 2013. (En cualquier empresa, si el gerente, en Agosto, no ha presentado el presupuesto para ese año, lo echan). Pero de los 50.000 niños, ni rastro. Echo la culpa al periodista, que es lo más cómodo, pero tengo mis dudas y la primera reacción es que esos 11 señores y 3 señoras estarían mejor de vacaciones y que dejasen unos euros para que el Banco de los Alimentos resolviese la situación mientras ellos se dedicaban a elucubrar estrategias.

Como lo de La Vanguardia me pone nervioso, me voy a Expansión, porque pienso que los datos macroeconómicos me tranquilizarán. Al fin y al cabo, cuando hablan de miles de millones de euros, siento que me caen tan lejos que para qué me voy a preocupar.

Pero es que hay un dato que no me cae tan lejos. Que me cae muy cerca. Que me pasa rozando.

El FMI cifra en cerca de 250.000 millones de euros las ayudas a la banca española”. Esos miles de millones, hace unos años, eran cuarenta y tantos billones de aquello que se llamó peseta y que no volverá. O sea, la cifra es seria. Repaso la lista de los beneficiarios de las ayudas, por si acaso está la Caja de Ingenieros, donde tengo mis ahorros, o la Caja Rural de Castilla-La Mancha, que me cae muy bien. Gracias a Dios, no están. Tampoco está el Santander, lo cual me tranquiliza porque pienso que mis 109 acciones están seguras.

Ya sabía que estaban Catalunya Banc, Novacaixagalicia y Bankia, con unos 52.000 millones. Pelillos a la mar.

Pero es que están todos los demás. Puede ser que falte alguien, pero quizá ha sido un descuido del FMI. Está CaixaBank, o sea, la famosa Caixa, con 14.000 millones. Está el Sabadell, con 10.000. El Popular, el BBVA, Bankinter…

Como me voy poniendo nervioso, sigo leyendo y veo que parece garantizado el reembolso de 60.800 millones. Esto me tranquiliza un poco, aunque de memoria hago la resta y veo que me queda un riesgo de 185.700 milones.

Ceno con un amigo, un hombre con sentido común. No entiende por qué dicen que se ha implantado el neoliberalismo (“teoría política que tiende a reducir al mínimo la intervención del Estado”), cuando eso que está pasando con los bancos es una irrupción violenta de socialismo nacionalizador. Y Rajoy, sin enterarse. Claro, con tanto lío y tanto choricete a su alrededor, el pobre bastante hace con sobrevivir, y ponerse unos pantaloncicos con flores para pasear por la playa. Cada vez te comprendo mejor, Mariano.

Hablando de neoliberalismo y de ferocidad capitalista, los 18.000 euros que paga Neymar al mes por una casa donde poder descansar del viaje a Asia, que está muy lejos, y tener tertulias familiares con los amigos que se ha traído de Brasil, son una ridiculez. Menos mal que leo que el propietario de la casa, al enterarse de los apuros que este pobre mozo tenia para encontrar vivienda, y recordando que todos los españoles -Neymar como si lo fuera- tenemos derecho a un techo bajo el que cobijarnos, le ha alquilado su casa, aunque tenía ofertas mejores, que ha rechazado en un alarde de encendido barcelonismo. Yo habría hecho lo mismo si Neymar jugara en el Zaragoza.

Luego dicen que no nos toman en serio. Es que hay que ser muy bueno para tomarnos en serio, porque el Reino de España ha pasado a ser el Reino del Desquicie.

Ahora estamos muy enfadados con Estados Unidos por el sistema de espionaje que vigila nuestros correos, nuestras cuentas y nuestros SMS. Seguramente son ellos los que descubrieron los SMS de Mariano a Luis y señora.

El pobre Snowden, que se va a helar de frío este invierno en Moscú, recordando con nostalgia lo bien que vivía en Hawaii, trabajando para una empresa que le pagaba el sueldo con puntualidad, se equivocó. Por unos pocos euros habría comprado unos cuantos periódicos españoles, publicando sin ningún riesgo todas las bobadas que hacemos aquí.

Menos mal que hay alguien presentable. Veo que Mercadona da trabajo a 398.000 personas, entre directos e indirectos. Y que paga 1.350 millones de impuestos. Lo cual, viendo en qué se gastan ese dinero nuestros gobernantes, tiene mérito. Mucho mérito.

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