Cómo ajustar el reloj interno

Cambio de estación, cambio de hora, cambio de rutina, cambio de alimentos, cambio de paso…..Adaptarse o morir. Llegamos a finales de marzo, cuando los abrigos ya están guardados en sus fundas de naftalina, con tormenta, 17 grados de temperatura, vientos de 34 kilómetros por hora y una humedad relativa del 78 por cien.

Había pensado escribir hoy sobre cómo comer en primavera, cuando el calor regresa al Mediterráneo y la cocina se vuelve tan colorida como los paisajes de flores, pero fuera el viento ruge imparable y toca abrigarse de nuevo.

Día poco propicio para comenzar con las ensaladas de lentejas y brotes, los germinados, las gelatinas de fresas o las algas con pepino. Me vuelvo a la sopa de cebolla gratinada y al arroz con calabaza por unos días ante de atreverme a sacar a la mesa unas hojas verdes más livianas que nos dejarán tiritando….

Toca ajustarse. ¿Cómo comer en primavera cuando fuera no es primavera? Con la inestabilidad del tiempo actual (que cada vez lo es menos si aceptamos que no hay nada definido), no nos podemos quedar con una  idea fija de las estaciones. A partir de ahora, lo de tener menús de temporada será sólo una plantilla en la que ir moviendo productos y cocciones en función del parte meteorológico.

Así pues, esas habas, alcachofas y guisantes tiernos que llegan con la temporada los prepararemos en guisos más largos, prolongando  un poco el invierno que no fue, para mantener el calor en el cuerpo. También la tierra está variando sus tiempos de producción y los agricultores, más que seguir el calendario, se ven obligados a adivinan o intuir  el momento óptimo para la  siembra.

Y un segundo cambio de hoy. El de la hora. Nos hemos levantando con una hora menos de descanso (a las dos de la madrugada eran las tres) y el organismo tendrá que adaptarse a las variaciones de sueño, de luz y hábitos  de comida, como si fuera un pequeño jet lag.

Los expertos en medicina del sueño recomiendan hacer pequeños ajustes en los hábitos  desde dos semanas antes, adelantando el horario de levantarse de la cama unos diez minutos cada dos días para que el cerebro se autorregule.

Pero si no lo has hecho, ahora tenemos que recurrir a otros mimos y cuidados para no arrastrar cansancio, irritabilidad o apatía. Por  ejemplo, es muy importante que a lo largo del día de hoy te expongas lo máximo posible a la luz natural. Actúa como autorreguladora y te ayudará en la adaptación.

También aconsejan los expertos evitar hacer la siesta durante unos días para que el organismo ajuste mejor su reloj biológico y no reciba órdenes contradictorias respecto a los tramos de descanso.

En cuanto a la alimentación, lo que más nos va a ayudar es hacer una cena temprana, un mínimo de tres horas antes de ir a dormir, y no tomar  cafeína ni teína después de las cinco de la tarde. Antes de ir a la cama, un té de lechuga nos ayudará a relajarnos y descansar mejor.

Lo más probable es que no tengamos hambre a la hora de las comidas, algo que ya habremos notado esta mañana en el desayuno. Sin embargo, es mejor continuar con los horarios tradicionales e ir permitiendo que el organismo se habitúe a ellos que modificar la hora de comer, retrasando la hora de sentarse a la mesa, o saltarse alguna comida.

Por último, ayuda hoy a  tu sistema digestivo con comidas ligeras que no lo sobrecarguen: sopas de verduras y cereales, salteados al wok y  un pescado al papillote estarían bien para hacer esta pequeña transición.  Pero sí el cambio horario te ha generado desorden mental y nerviosismo, entonces añade hoy esta receta de Caldo de Verduras Dulces:  Cortar muy pequeñas 2 cebollas, 2 zanahorias, un trozo de repollo y uno de calabaza. Hervir veinte minutos en un litro y medio de agua y tomar colado mientras escuchamos buena música. Feliz domingo!

 

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