Corrupción, ¿con Franco vivíamos mejor?

Si uno hojea la prensa internacional de estos últimos días comprobará que el tema de la crisis económica se ha diluido un tanto. Encontramos, de otro lado,  las consabidas incoherencias. Evo Morales se queja, con razón, del trato poco elegante que recibió su avión en Europa pero silencia que el hizo lo propio, con registro incluido, hace un par de años con el avión del Ministro de defensa brasileño por creer que llevaba de polizón a un opositor boliviano perseguido por la justicia. Los políticos alemanes hacen un amago de rasgarse las vestiduras por el espionaje de Estados Unidos pero su Agencia de inteligencia colaboró con la americana y recibió material  de la misma con similar propósito. La oposición germana quiere utilizar el tema en la campaña electoral que empieza en breve. Putin, no un modelo de respeto a los derechos humanos, se reviste de blanca pureza negándose a entregar al soplón Snowden por temor de que Estados Unidos no lo trate con arreglo a las normas de un estado de derecho. El inefable venezolano Maduro, uno de los políticos más bocazas y maleducados de esta época, trata a Rajoy de “ladrón” y de “nefasto”. Su demagogia no tiene precio. Los ejemplos de incongruencias son abundantes.
 

Un tema, sin embargo, que aflora en las latitudes más diversas de forma persistente es  la corrupción. Ejemplos :

  • En Gran Bretaña el gobierno admite hace días que no ha perseguido a los que cobraron jugosas comisiones ilegales con Arabia saudita porque pondría en peligro las relaciones con ese país. El Arzobispo de Canterbury descubre, por otra parte, que  las entidades de préstamos a corto plazo, con intereses un tanto elevados, que el venia fustigando, han venido gestionando fondos de su propia Iglesia anglicana.
  • En China, el gobierno anuncia que va a castigar a las compañías farmacéuticas que sistemáticamente sobornan a médicos para que receten determinados productos. Hace años, el Director de Sanidad de China fue ejecutado con una inyección letal por autorizar, sobornado, que se patentasen miles de productos de dudosos efectos. La práctica, sin embargo, no había amainado. En las salas de espera chinas ha venido habiendo una media docena de representantes farmacéuticos que se entrevistaban con médicos para darles “la mordida”.
  • En Francia el antiguo primer ministro Balladur es acusado de utilizar comisiones de venta de fragatas a países del tercer mundo para financiar su campaña electoral. Tapie, ministro de Mitterand ve que se reabre un dossier por la sospecha de que “influyó” en un tribunal de arbitraje que le otorgó una indemnización de millones de euros en un pleito contra el Estado. Como guinda, el rijoso Strauss Khan esta siendo imputado en un caso de proxenetismo.
  • En Bulgaria hay manifestaciones contra la corrupción y en Estados Unidos ha comenzado el caso voluminoso de SAC  Capital un “hedge fund” que maneja 14,000 millones de dólares y que es acusado de utilizar ilegalmente información privilegiada. El asunto es primera en todos los periódicos importantes
  • En Argentina, la empresa estadounidenses Chevron esta a punto de firmar un acuerdo con las autoridades bonaerenses por el  que se haría cargo del yacimiento petrolífero de Vaca Muerta que el gobierno de la sra. Kitchner confiscó a nuestro Repsol. La empresa española ha declarado que la acción de Chevron constituye una violación de los principios éticos más elementales y pregunta cual sería la reacción de la norteamericana si las cosas hubieran ocurrido al revés. Hace unos cuarenta años, desde luego, habría pedido a su gobierno que despachase unos buques de guerra para meter en cintura a los argentinos y de paso a los españoles.

Como vemos, hay muchas habas que cocer y en muchos sitios. Nuestro nivel de corrupción ha aumentado bochornosamente, con Franco vivíamos mejor, ver a una expresidenta de Comunidad, la balear,  yendo a la cárcel y al de otra, la andaluza, acusado no por un bribón sino  nada menos que por el Interventor general de hacer caso omiso de las advertencias que se le dirigieron oficialmente causa un  poco de estupor. Con todo, siendo el tema grave, no creemos que los turistas van a dejar de venir por ello o que una empresa japonesa no va a invertir en Cullera. Es estrictamente una cuestión de decencia , de no cuartear más nuestro maltrecho tejido moral. No será fácil recomponerlo.

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