Lourdes Carmona. El viaje de Chris Cappello

Cuando los resultados no lo son todo

Nos contaba recientemente Paul Dorochenko en una entrevistá que le realicé para Gestiona Radio Elche, que una de las claves para que un niño desarrolle al máximo sus habilidades en el deporte y llegue a la élite, es, paradójicamente, que no sea muy fuerte. Al menos no demasiado pronto, ya que si desarrolla precozmente la fuerza basará su ventaja en el deporte en ella, cercenando así el desarrollo de otras habilidades como puedan ser la motricidad, la disciplina, la lucha, etc.

Los resultados no lo son todo, e incluso a veces camuflan nuestros fallos. Pasa igual en la vida cotidiana fuera del mundo del deporte: En cualquier tipo de relación, ya sea de negocios, familiar o de pareja, que las circunstancias sean muy positivas puede ocultar mucha suciedad bajo las alfombras. Y es que cuando las cosas van bien es muy complicado pararse con un punto crítico a analizar qué no está yendo del todo bien. Es decir, cuesta por ejemplo dentro de un negocio ser críticos tras un buen balance anual de resultados mostrando qué cosas se deben mejorar.

No siempre se puede controlar el resultado pero sí el proceso. Uno controla su forma de tratar y relacionarse con su parte del mundo, con la vida. La preparación lleva al sentimiento de maestría. Esta maestría lleva a la sensación de merecimiento de éxito, paso previo a la experiencia de éxito. Es una cadena basada en el trabajo, el esfuerzo y la constancia. Como dice Manel Estiarte, el mejor jugador de la historia del waterpolo, trabajo y constancia son petróleo.

¿Qué hacer si no llegan los resultados? Mejor pensar qué hacer «hasta» que no lleguen los resultados. Perseverar tratando de hacer y dar lo mejor cuando las cosas no salen bien es un reto que desarrolla, entre otras cosas, la confianza en uno mismo al máximo. Y en el peor de los casos puede que no logremos nuestro objetivo primario, pero conseguiremos algo igual de importante, que es mejorarnos como individuos, estando mejor preparados para cualquier otra oportunidad que se presente en nuestro camino. Ningún esfuerzo es en balde, por muy diferentes que sean las disciplinas deportivas, o por muy diferentes que parezcan las relaciones personales de los negocios.

Lourdes Carmona

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