Dama de Elche

Elche, los valencianos, vimos pasar a la Dama , como a ciertas estrellas, fugazmente.Vino, estuvo, se fue y no pasó nada, ni una lágrima al menos de los herederos del pueblo que la labró para sí, por sus creencias, para su cultura, con piedra de su tierra, por sus artesanos. Tampoco la Dama las ha derramado, ni ha llorado sangre ni siquiera agua, ni lágrimas de cocodrilo ¿Para qué? , se debió preguntar,¿Se lo merece pueblo tan apático con su Patrimonio, tan insensible?.

Sólo un medio se dignó reclamarla..¿Del resto de los medios, la politica y la sociedad, qué? Nada, apenas alguna tímida voz,ténue por si acaso.

Es mejor que esté allí, dicen que piensa la mayoría, en el Museo Arqueológico Nacional, porque es de la Nación Española, de todos los españoles ¿Es que Elche, la Comunidad Valenciana, no es de la nación española?¿Si está en Elche deja de ser española y de todos los españoles?,pensamos algunos.A otro perro con ese hueso,dicen los listillos ¡Si hubiera sido de otros, no hubiera salido de Elche!,proclaman los más incisivos.Hace tiempo que ya estaría allí, por las buenas o por las malas, con calma o a las bravas, exclaman los más avispados.

En Valencia no pasa nada, no hay cuidado, se pueden llevar la Dama, la lápida ibérica de Bicorp (por cierto dejada en depósito), el Tesoro de Monedas de plata de Moixent (uno de los más importantes de su época), volverán, no os preocupeís, recordad al Conde Duque de Olivares, tan citado, cita en plena vigencia.

Algún medio dirá algo, pero nada grave, no habrá reacción, sin problemas.

Si hacemos caso a los concienzudos arqueólogos excavadores del yacimiento, desde D. Alejandro Ramos, hasta sus descendientes hijo y nieto, y hay que hacerles caso por su rigor y probidad científica, la Dama presidió un templo durante el siglo V antes de Cristo, precisamente ubicado en la calle de la ciudad ibérica de Ilici, la que en época medieval, ya trasladada a su actual emplazamiento se llamó Elig y, hoy día, Elche, calle en uno de cuyos extremos, inmediato a la muralla, se descubrió la Dama en 1897, quizá oculta cuando la corriente iconoclasta de finales del siglo V o principios del IV a.C , destruyó todas las imágenes que la acompañaban y que sirvieron desde ese momento para afirmar el pavimento del vial citado.

La Dama se salvó, alguien se preocupó de ello al no compartir las ideas ni los procedimientos de los destructores. Nadie la mutiló golpeándole la nariz, ni la cercenó arrancándole la cabeza, ni los rodetes laterales tapando las orejas y recogiendo, probablemente, las largas trenzas que lucen otras damas, como las Damitas de Saus, tal y como le ocurrió a la Dama de Guardamar encontrada en el Cabezo Lucero a trozos y reconstruida en buena parte al no encontrarlos todos.

Cientos de miles de personas la visitaron en Elche, en su magnífico Museo Arqueológico que dirige Dn. Rafael Ramos, hijo de Dn. Alejandro, los dos grandes investigadores del mundo ibérico. Por unos meses la Dama presidió, fue el eje del Mundo Ibérico, la cultura más singular de nuestra protohistoria.

Probablemente por el puerto de la ciudad ibérica, en Santa Pola, y por la desembocadura del Segura, entraron las corrientes político-sociales, militares y religiosas, que dieron lugar al Periodo Orientalizante de la Cultura Ibérica y de la Turdetano-Oretana-Bastetana desde el siglo V hasta el IV a.C, truncadas, probablemente y bajo nuestro criterio, por una reacción o movimiento social autóctono, que acabó violentamente con todo ello.

La escultura «pago el pato», siendo el único, o casi, testimonio de nuestras afirmaciones. La imaginería religiosa continuó pero por otros derroteros. No obstante, la Dama se salvó, la salvaron. Ni que decir tiene, e insistimos sobre ello, que su lugar natural, lógico, legal y sentimental de permanencia es Elche, allí debe volver. Allí será «cabeza de tiburón», la visitarán tanto o más que en Madrid, en un medio propicio y junto al contexto de su templo y de su época.

Todos tenemos la obligación de reclamarla, de solicitarla si se quiere para adaptarnos a nuestra manera de ser, pero con firmeza, con argumentos, con perseverancia. Es un reto para todos los valencianos y para los ilicitanos, tanto de a pie, como políticos, medios de comunicación, intelectuales y profesionales, todos unidos. Al final lo podemos conseguir. ¿Se hará? Ya vorem.

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