¿Urnas o playa?

De tirador a diana

Los resultados electorales del pasado 24 de mayo han querido propiciar un cambio en el gobierno de la Generalitat Valenciana. Los que antes criticaban, los que antes atacaban, serán ahora los criticados y los atacados. Y de primeras parece que no lo van a llevar muy bien.

Además hay nuevos invitados, con otra forma de hacer política a la que no estaban acostumbrados. Otros compañeros de trabajo a los que no se tienen controlados y, encima, a las primeras de cambio salen respondones y haciéndose oir.
Ciudadanos se atrevió a atacar desde el primer día el buque insignia de Compromís: la inmersión lingüística. Y eso nos valió sufrir la furia de las hordas cibernéticas y comunicativas de radicales convencidos del adoctrinamiento nacionalista.

Tendremos que ir acostumbrándonos a este panorama. Unos y otros. Nosotros, Ciudadanos, porque el potencial manipulador y tergiversador de Compromís es enorme, que están acostumbrados a que nadie se atreva a responder sus intimidaciones y provocaciones en modo abusón de patio. Y ellos, los nuevos miembros del ejecutivo autonómico, se tendrán que acostumbrar a que Ciudadanos ha llegado con la intención de cambiar las cosas y no vamos a dejarnos amedrentar.

La primera polémica ha llegado con la educación, por supuesto, es esencial en nuestro programa. Queremos un sistema trilingüe que haga que nuestros hijos acaben el colegio hablando perfectamente Valenciano, Español e Inglés. Pero seguiremos inmediatamente con más exigencias.
¿Saben ustedes que en el famoso pacto del botánico, el que será la base del nuevo gobierno autonómico, no se nombra ni una sola vez la palabra empleo?.

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