Del Bosque odia a Villa

No se me va de la cabeza la pregunta de Zubin Mehta a propósito de los dineros que el Estado aporta a los diferentes teatros de la ópera de España: “¿Por qué Madrid odia a Valencia?”, concluyó con retórica de duda despejada el maestro indio, tras la pertinente comparación con El Real o El Liceu.

Y la culpa debe ser de Beteta, ese hombre de gris (llamarle de negro sería mucho llamarle) que desde Madrid, y poniéndose al Estado por Montoro (sic), parece que quiere ahogar aún más de lo que está a la Comunidad Valenciana (¡ni que trabajara para Bruselas!) sin conformarse con la ópera.

Si una cosa buena puedo decir de Beteta es que ha conseguido que medio Consell anunciara este fin de semana en periódicos varios la rebeldía -que no aún rebelión- que viene. Total, de perdidos al río. Si gana Beteta, pierden todos ellos. Fijo. Y nosotros, claro.

Esto de los odios cervales, fuera de toda lógica conocida, me subyuga. Por ejemplo: ¿por qué Del Bosque sustituyó ayer al máximo (*) goleador de la Historia de España, David Villa, después de marcar un tanto, y cuando estaba en perfectas condiciones físicas y anímicas para despedirse a lo grande de la Selección? Susana Remohí dice -lástima que no fuera en RTVV- que debe ser porque si el exvalencianista metía otro gol contra Australia hubiera puesto en evidencia la decisión del seleccionador de prescindir de él en los dos partidos que nos sacaron del Mundial, y hubiera dejado en evidencia al excentrocampista del Castellón.Y debe ser eso, no se me ocurre otra cosa.

No creo que Del Bosque odie a Villa. Pero sí creo que se ama más a sí mismo. Ayer lo demostró. Don Vicente -ya le agradecimos en su momento el Mundial y la Eurocopa-, otro mito que se nos cae.

(*) hazaña conseguida en su mayor parte durante los años que Villa jugó en el Valencia.

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