Desde que este gobierno municipal y autonómico cogió las riendas de Valencia con la pasividad y dejadez de sus socios peleles, vemos como si de un Caballo de Troya se tratara, que la manipulación de hechos y datos ha sido la constante para desviar todos los temas, pero todos, hacia sus posiciones ideológicas.
Desde la enseñanza con el fin de crear un caldo de cultivo proclive a promover sus ideales en generaciones futuras, modelo clonado del Catalán y todos sabemos los resultados y réditos obtenidos, hasta las fiestas y tradiciones las cuales van intentando minar poco a poco con el fin de conseguir un solar identitario donde poder construir una nueva personalidad del antiguo Reino de Valencia en aras de acercarse definitivamente a la entelequia que ellos llaman “países catalanes”. Y si, lo pongo en minúsculas pues algo que no existe no tiene el honor de escribirse en mayúsculas.
Mientras que hacen su camino, sus hordas de navegantes en la red virtual por excelencia siguen trabajando para intentar moldear y modelar la mente de aquellos incautos que aún se piensan que todo lo que se escribe en Internet es verdad por encima de la razón.
Ni siquiera esto que escribo es verdad. La verdad, la única, está en la calle. Solo se necesita abrir la mente y los ojos para verla. La verdad es tan clara que no admite discusión.
Para discusión, la del ala valencianista que sigue peleando por ver quién es el gallo que domina el corral de este valencianismo dividido, lleno de rencores, rencillas y venganzas que mina cada día más cualquier posibilidad de unión para hacer fuerza común y tratar de ir recuperando nuestra identidad que se pierde entre estas batallas y las luchas intestinas por intentar que no salga ningún mesías que pueda desbancar a quien hasta ahora cree que lidera este proyecto.
Hecho aprovechado por los partidos que desgobiernan Valencia y la oposición que aspira a hacerlo en mayo de 2019 tras tener la lección aprendida.
Uno no sabe si elegir entre tres opciones, seguir en el intento de unión, abrir una tercera vía con elementos desconocidos hacia un público ajeno a los pocos miles conocidos o reeditar el efecto del Caballo de Troya pero desde nuestro punto de vista, entrar dentro de las fuerzas rivales y desde ahí trabajar para proteger nuestra personalidad. Esto último te garantiza una cantidad de votos segura de unos ciudadanos que esperan lo que el llamado valencianismo no está consiguiendo