El callejón de los jueces

Las cinco partidas que se llevan el bocado del león de los presupuestos son: sanidad, educación, pensiones, parados y burocracia superior a los servicios. El Partido Popular ni va suprimir las diputaciones provinciales, ni va a cerrar una televisión autonómica, ni va a dejar que deje de funcionar un servicio meteorológico catalán, que es que, en cuanto las nubes pasan de Fraga, se dicen unas a otras que están ya en Cataluña. Los jubilatas ya están tiesos y los parados seguirán ahí hasta que crezca el empleo, un día de estos, a ver si es lunes, que no nos pille en domingo. Queda la sanidad y la educación a la que habrá que racionalizar el gasto. Lasquetty lo intentó y los jueces le dijeron que no. Eso en Madrid.

En Castilla La Mancha, María Dolores de Cospedal fue la más animosa en eso de cumplir la promesa electoral de menguar la Administración y dejó en la calle a 700 interinos, sin cuya presencia las cosas han marchado adelante en la Comunidad. Bueno, pues los jueces le dicen ahora que los readmita, pero no se sabe dónde, porque los organismos en los que prestaban sus servicios han sido suprimidos, tal como se propuso al electorado que, entre otras cosas, por eso votó el PP.

Esos 700 empleados sin empleo tendrán que decir los jueces en qué lugar se ubican. Pueden contemplar las nubes, y pasarle informes a Zapatero, o pasear delante los juzgados dando gracias a los magistrados, o aprovecharlos para hacer un coro polifónico. Confío mucho en la imaginación de los jueces.

Ahora bien, si los intentos de ahorrar dinero en Sanidad se paralizan en los tribunales, vendrá una cosa que se llama Realidad Presupuestaria y habrá que cerrar uno de cada cuatro hospitales. Y si en esta Administración Sobredimensionada no se puede amortizar ningún puesto de trabajo, ni siquiera el de los interinos, pues se podrán hacer algunas de estas cosas: quitar el seguro de desempleo, bajar todavía más las pensiones o poner 60 alumnos por clase y cerrar el 20% de los institutos. Es el cul de sac al que conduce el callejón sin salida que pavimentan estos lúcidos jueces, que se deben creer que su sueldo viene de Marte.

Luis del Val

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