El candidato de Fabra

Tras la Diada catalana se vuelve a hablar mucho en Madrid del Pacto Fiscal con nuestros vecinos del norte como alternativa a la independencia. Sería una especie de cambio de cromos: os damos más, pero os quedáis. De aceptarlo Rajoy se tramaría una nueva excepción al común de España, y a los usos y costumbres europeas, endonde no se entienden los anacrónicos casos de País Vasco y Navarra con sus respectivos cupos. La posibilidad del Pacto Fiscal por el que los ex-condados catalanes nos harían el favor de seguir con nosotros (así lo venderían para que se lo compraran los manifestantes del 11-M) es lo que supuestamente impide la revisión del sistema de financiación autonómica que reclama la Generalitat (valenciana) para seguir pagando servicios básicos. O sea, una nueva injusticia impediría un acto de justicia reparativa. Tenemos mala suerte los valencianos. Aznar no nos dejaba reformar el Estatut por miedo a que Cataluña pidiera mejoras inconcebibles en el suyo, y Rajoy no nos deja reformar el sistema de financiación para no quedarse sin balas en la recámara. En el interregno, ZP le compró a Camps la primera reforma estatutaria, y a continuación a Maragall la suya sin condiciones, para acabar teniendo que llevarla deprisa y corriendo al TC, para que éste diera involuntariamente gasolina al incendio independentista que nos asola, lo que a su vez frena lo nuestro con Montoro, y aplaza las veces que haga falta (a fin de evitar la derrota de Les Corts en el Congreso) nuestras nuevas reformas estatutarias aprobadas sólo en Valencia.

Total, que ni con unos ni con otros gobernándonos desde La Moncloa conseguimos gran cosa, por miedo a Pujol, Carod, Rahola, Mas, Junqueras, Puigcorbé, Guardiola, y algún millón más. ¡Como para que luego llegue UPyD y pida a los valencianos que se declaren catalanes, aunque sólo sea por un día! Desafortunada campaña -aquí- de Rosa Díez, Alexis Marí, Toni Cantó, y los suyos. Desafortunada, en el caso de la primera, por desconocimiento de la realidad valenciana y/o imposición; en el de los otros dos, por omisión, por ponerse de “canto” (perdón por el chiste). Pero sobre todo desafortunada en el caso de como-se-llame el todavía-portavoz que leyó el manifiesto “jo també sóc català” nada menos que delante del ayuntamiento del Cap i Casal. Manifiesto que ha sido tan fuerte y educadamente contestado por valencianos habitualmente muy moderados (también por los despectivamente tildados de “botiflers”), que creo que ya nadie en UPyD duda de la metedura de pata de hacer lo que diga Madrid (deberían haber aprendido en cabeza ajena) con los ojos cerrados. Salvo las dos (2) militantes mesetarias (Madrid y Salamanca, una de ellas vestida para las redes de militar pistola al cinto, ¡menudo “banderín de enganche” para el partido!) que respondieron acerbamente en Twitter la noticia destapada por este diario.

A nosotros nos acusaron de “idiotizar” a los valencianos que les afeaban la iniciativa en todos los frentes, muchos de ellos basándose sólo en el tuit de UPyDCV y sin conocer aún lo que habíamos publicado en VLC News. Y a alguno le tildaron de “paleto, localista, pueblerino, cortomiras”. Total, para que, ante el aluvión de críticas, al final tuvieran que dejar de lado los menosprecios y ofrecer a la desesperada explicaciones basadas en analogías absurdas. Porque Kennedy se proclamó berlinés en Berlín, no en Valencia. El todavía-portavoz, las dos mesetarias, y uno de aquí que en su perfil tuitero dice que está “casado con una oveja” (sic), deberían leerse lo que de la iniciativa que defienden ha publicado no sólo este diario sino también los sorprendidos redactores de otros periódicos tan alejados ideológicamente entre sí como Levante y ABC. Que de paletos tampoco tienen nada. O el regocijo conque la idea de que los valencianos se digan catalanes provocó en diarios digitales de aquella comunidad (“els valencians “també som catalans”, proclama UPyD”) y en nostálgicos de los tiempos del PSAN (que busquen qué es PSAN en la Wiki).

Como explicaba un tuitero: ¿acaso “desconoce UPyDCV el conflicto lingüístico, cultural e identitario con Cataluña?”. Parece que sí, porque su respuesta en nota de prensa fue que UPyD “no contempla ningún proyecto de asimilación cultural de una comunidad a otra”. ¿Sólo cultural?, ¿sólo lo contemplan? Llamaba mi atención un empresario de la ciudad sobre el hecho de que el PP no hubiera aprovechado su campaña de valencianía frente al Tripartit para extenderla a UPyD con esta oportunidad. La explicación está en la necesidad de no romper antes de tiempo con quien puede ser la muleta en la que apoyarse la próxima legislatura en Les Corts, si no triunfa la idea de Barberá de que también en las autonomías gobierne la lista más votada. Por eso también Toni Cantó, que ya sé que de catalanista no tiene nada, y que el día de autos seguramente no estaba aquí, ha anunciado que de ir al Ayuntamiento res de res, que lo que él quiere es ir al parlamento valenciano. Tonto no es. Y haciendo migas con Compromís o con Podemos no me lo imagino. Y sin alguno de esos dos, PSPV y EUPV parece que no suman ni con el concurso de los magenta. Así que la apuesta es PP-Cantó.

Y ya que cito a Rita: gran sorpresa para muchos que se reuniera tres horas a solas con Rajoy. Seguro que hablaron de lo que se dice y de lo que ni imaginamos. Son muy amigos desde hace mucho tiempo. Tanto -quizá esto también sorprenda a alguien- que cuando Rajoy aún era soltero (contrajo nupcias ya talludito), alguno en su partido preguntó por la posibilidad de que se casara con la alcaldesa, de tan bien que se llevaba con ella.

A todo esto, con González Pons (otro que no es tonto) autodescartado hasta que en 2019 haya dinero y concluyan legislatura autonómica y europea a la vez, Bonig autodescartada porque sí, y Catalá quemadita (nunca mejor dicho) con la “campaña” que sugiere que sindicatos y partidos le están haciendo en las aulas calientes de primeros de Septiembre, ¿quién es el candidato de Fabra para la Generalitat? Pues se lo digo bien clarito: el mismo que el de Rajoy, como no podía ser de otra manera.

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