El efecto placebo en la economía valenciana

Dicen los psicólogos que el efecto placebo es cuando los pacientes se curan cuando se creen que se van a curar, no por las medicinas que se toman. Por eso el efecto placebo en la economía valenciana (y la española) es cuándo los valencianos expresan el deseo de que vaya bien.

La percepción de que las cosas van mejor la escuchas en cualquier café, en cualquier reunión de autónomos, empresarios familiares y hasta en algún curso de formación. No es una cuestión de datos, que siempre son interpretables. Hay gente que le va bien y hay gente que le va peor. Pero en un par de meses se ha instalado en la sociedad valenciana el deseo de ir bien. Y ese efecto placebo es más poderoso que la amargura de la derrota.

Los datos del Indice de Confianza publicados ayer por el CIS demuestran que los optimistas han mejorado en 22 puntos respecto a los que había en enero de 2013. Ganan los partidarios del vaso medio lleno. Bien es cierto que estamos todavía un 23 % por debajo del índice de Confianza del 2005, pero aquello era una orgía que no podía durar, como así ocurrió.

La gente tiene expectativas, aunque siguen temiendo al paro como principal problema, que además afecta a un hermano, un hijo o a varios miembros de la familia. Pero de repente pasa a confiar en el futuro. Un gran paso adelante para salir de la negatividad en la que vivíamos hace solo unos meses.

Por supuesto que es el efecto placebo, porque con unas aspirinas y dos sacarinas hemos recuperado cierta ilusión. Los grandes cambios que nos pondrían cara un futuro real y potente están todavía pendientes, como señalan Cesar Molinas y Luis Garicano en sus muchos análisis. Sin embargo la gente tiene ganas de ver la luz al final del túnel, aunque suene a tópico.

De repente se empieza a valorar que de los cinco millones y pico de parados es posible que haya dos en la economía sumergida. Y que de los jóvenes en paro hay muchos que lo están más por una cuestión cultural en la movilidad laboral que por falta de demanda. Por supuesto, decir esto suena a pecado, porque hay que ser derrotista porque el lenguaje políticamente correcto así lo demanda. Pero ahí está la encuesta del CIS.

Ahora nos podemos encontrar ante una situación esquizofrénica. Toda la oposición política, sindical, civil, etc., va a insistir en lo mala que es la situación. Y no les falta razón. Hay millones de españoles que no tiene ni para comer, así de crudo. Pero hay millones de españoles que disfrutan del efecto placebo y empiezan a apostar por un futuro porque están hartos de amarguras. Y no les falta razón. Y en ese equilibro está el futuro electoral valenciano y español.

La encuesta del CIS está ahí, pero también la calle, donde cómo siempre hay de todo. Hay gente manifestándose contra la reforma laboral y el cierre de un centro de salud. Y hay gente que está encantado porque ha encontrado un trabajo, puede pagar las letras y sigue disfrutando de la sanidad gratuita. Hay de todo, no sólo tristeza y amargura. Ya se oyen risas.

Jesús Montesinos
@jmontesinos

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