Mare Nostrum, Un mundo difuso para una agricultura en riesgo

El espíritu del Ágora en la recta final

Entramos en los últimos cinco días de la Campaña Electoral, dejando atrás una semana marcada por el luctuoso asesinato de la Presidenta del PP y de la Diputación de León, la noticia de que España y Alemania lideran el crecimiento en la UE, que Francia e Italia, curiosamente referentes de las políticas de la Izquierda están lastrando el mismo, y por el Debate entre Valenciano y Cañete que ha vuelto a poner de manifiesto el abismo que separa a ambos candidatos. Uno desde la experiencia, la preparación y el conocimiento de la tierra que pisa. La otra, obcecada en seguir un “mantra” totalmente desfasado centrado en la exclusión, el populismo y la demagogia.

El debate de la Gran Coalición,Groko” para los alemanes, que astutamente ha introducido Felipe González en la Campaña, va cobrando protagonismo ante un escenario de radicalización populista por la izquierda. Un escenario que la sociedad empieza a percibir como una apuesta innecesaria por una inestabilidad que viene a reflejar la realidad de un país donde muchos quieren instalar un régimen de intolerancia y exclusión. El ataque a las Libertades y a los Derechos Constitucionales, a la libre expresión que tanto pregonan algunos, queda en evidencia todos los días ante la actitud de una parte de la sociedad que busca a través de la violencia física y verbal coaccionar a una inmensa mayoría de ciudadanos que luchan por salir adelante. Esta es la sociedad moderna y cosmopolita que la Izquierda ha conseguido instaurar, basada en el sectarismo y el relativismo, una sociedad del pensamiento único donde solo hay una verdad. Y contra ello debemos aportar entre todos, un civismo constructivo que nos permita eludir los negros nubarrones que los extremos nos presentan, auguran y vaticinan.

Las fuerzas políticas avanzan expectantes quemando sus últimos cartuchos y los analistas hacen cábalas sobre el 20% de intención de voto que la demoscopia otorga a la extrema izquierda. El CIS nos advierte que un 44’4% de los votantes oscilan entre la abstención o la indecisión de participar, más de 16 millones de un censo que supera los 36 y medio, frente a más de 20 millones que si que tienen decidido votar, el 55.6%. Con estos datos se superarían los porcentajes de participación, rompiendo la tendencia a la baja de la abstención. Ello supondría demostrar la madurez de un electorado que es consciente de que  lo que nos jugamos es el futuro, en Europa y en España.

El bipartidismo parece ser que va aguantar el envite, superando el 60%, lo que reflejará que la sociedad española sigue apostando por la moderación y la estabilidad que el centrismo puede garantizar en estos momentos de dificultad. Las dos grandes fuerzas políticas que lo configuran PP y PSOE siguen intentando rascar votos de esa nube de indecisos que al final marcan las diferencias, pues en esa descomunal bolsa de más de 16 millones se encuentran muchos ex-votantes desencantados a los que hay que volver a ilusionar, no sólo por su propia supervivencia, que también, sino porque España no se lo puede permitir.

En Valencia, el Partido Popular prepara su mitin central fuera de su tradicional ubicación en el coso de la calle Xátiva. La elección del Ágora conlleva todo un simbolismo para los populares, en una apuesta decidida y coincidente con sus principios y valores, aquellos que han venido compartiendo mayoritariamente los ciudadanos elección tras elección. El ágora como punto de encuentro, como epicentro de la vida política y social de las antiguas polis, es un reflejo del espíritu que las políticas reformistas de los Presidentes Rajoy y Fabra quieren transmitir a la sociedad española en general y valenciana en particular. El tan añorado espíritu de concordia rezuma en cada gesto, imagen o mensaje, ratificando la receta que Rajoy ha trasladado para esta campaña: Tranquilidad, Trabajo y Confianza. Un guiño consciente a todos aquellos que siguen confiando en esta Comunidad y en España.

Ir arriba