Montesinos

El famoso protocolo

De repente el protocolo se ha apoderado de nuestras vidas. Con el ébola ha llegado el protocolo y hay que cumplirlo a rajatabla, no solo para no coger el virus de moda sino también para hacer los deberes escolares, convocar unas primarias en el PSOE o dimitir temporalmente como militante del PP. Hasta en Podemos han creado unos protocolos para que las asambleas sean más democráticas. Pero como en este país somos unos anárquicos importantes cada uno interpreta los protocolos a su aire.

Un trabajador militante de CC.OO del aeropuerto Adolfo Suárez de Madrid clamaba esta semana por la radio porque no se habían aplicado los protocolos en el avión de Air France que llevaba un pasajero posiblemente infectado por el ébola. El de CC.OO daba su versión del protocolo, el piloto la suya, los médicos que habían acudido al aeropuerto tenían su protocolo, el personal de limpieza llevaba sus instrucciones protocolarias y luego estaba el protocolo de la Conserjería de Sanidad, el protocolo de la policía, el de la guardia civil y el de una señora que había ido a la peluquería.

Todos sabemos mucho del ébola y ahora todos sabemos de protocolo, que ya no es aquello de que dónde se sientan los duques y dónde los marqueses. En el PSPV/PSOE han montado tal protocolo para hacer las primarias que están ganando los que estaban antes. Un protocolo para el cambio que deja a los aspirantes más antiguos. Hasta han creado un protocolo para que dimitan los que no están de acuerdo con el resultado de las primarias. Claro está que el secretario general, Ximo Puig, interpreta el protocolo de manera diferente a los perdedores.

Por eso es el que hace las listas.

¿Han visto el lío protocolario que hay en el PPCV con la candidatura para presidente de la Generalitat? Hay un protocolo con sus fechas, sus consultas y todo eso. Pero cada aspirante se ha convertido en garganta profunda y filtra todos los rumores del mundo contra Alberto Fabra y se carga el protocolo. O mejor dicho, establece su propio protocolo para arañar un cacho de poder. Ya verán el protocolo que se monta Sonia Castedo con los dineros que le pondrá Enrique Ortiz encima de la mesa para que castigue el hígado al PP.

Ya decía que hasta Pablo Iglesias ha recurrido al protocolo para mantener el poder, cuestión justificada porque una vanguardia sin poder no puede cambiar la sociedad, que es la ambición de cualquier leninista. En Podemos primero votan el protocolo y después ya da lo mismo. El problema es que en este partido/movimiento más que en ningún otro hasta los que están en contra marcan cómo debe ser el protocolo.

El marido de Teresa Romero sale en un video anunciando que va a denunciar a todo dios porque no cumplieron el protocolo. Y una amiga de la auxiliar de enfermería ha diseñado su propio protocolo para hacer ruedas de prensa y explicar los detalles médicos con más sapiencia que el titular de la cátedra. Pero el protocolo le permite el rol.

En fin. Una nueva palabra se nos ha metido en nuestras vidas. A partir de ahora el que no tenga un protocolo para ligar no es nadie. O para vacunarse de la gripe, que se lo he oído esta mañana a una enfermera del seguro para ordenar el tráfico de vacunables. ¿Qué no tiene usted un protocolo? ¡Pues usted no es nadie oiga!

Ir arriba