El lento y agonizante despiece de BlackBerry

No es la primera ni será la última vez. Los rumores sobre la posible compra de BlackBerry por parte de una gran compañía han acompañado a los canadienses durante los últimos años. De manera regular, unos y otros han mostrado interés en adquirirles.

Los propios directivos han repetido varias veces que BlackBerry tenía colgado el cartel de “Se vende”. Y ni con esas.

Esta empresa fue una de las protagonistas de la era que ahora conocemos como pre-smartphone moderno. Antes de la presentación del iPhone, el mercado estaba repartido entre fabricantes que comercializaban sus teléfonos con sistemas operativos y servicios propietarios, como Nokia, Palm y la propia BlackBerry, y los que licenciaban Windows Mobile, descanse en paz.

Creo que pocas veces en la historia de la tecnología tantas empresas han sido sobrepasadas de una manera tan fulminante como brutal. El iPhone desató una tormenta perfecta en la gama alta que hoy en día aún domina como si fuera casi un monopolio. Android hizo de aspiradora y se encargó de los restos. Intentar entrar en el mercado de smartphones es casi imposible si no tienes un enfoque muy regional, como es el caso de Xiaomi o el ejemplo español de BQ.

“Un buen jugador de hockey patina hacia donde está el disco, un gran jugador de hockey patina hacia donde el disco va a estar” – Wayne Gretzky.

Mientras que Google y Apple patinaban año a año hacia donde el disco iba a estar (tablets, smartwatches y coche y casa conectados), BlackBerry y muchos otros se empeñaban en patinar hacia donde se encontraba en ese momento: los smartphones.

Por el camino, aquellos que realmente hacen grandes a las empresas de tecnología iban abandonando el barco. El talento que años atrás fluía de los terminales canadienses ha acabado engrosando las filas de sus “enemigos”.

Mucho se ha argumentado a favor de que Apple o Google deberían haber adquirido ya la compañía, pero lo cierto es que ya lo estaban haciendo de manera indirecta.

Estaban contratando a montones de ingenieros y otros empleados de BlackBerry. Así es como los directivos del fabricante de Waterloo han tenido que enfrentarse a un doble problema: detener la hemorragia tanto de ingresos como de talento.

¿Cómo puedes convencer a alguien para que trabaje para ti si no puedes ofrecerle un sueldo mejor? Con retos y desafíos que estén a la altura y que sean factibles.

A pesar de que BlackBerry nunca ha sido una empresa enfocada únicamente en el mercado de terminales, sus aventuras en el Internet de las Cosas, la seguridad de su plataforma y el sistema QNX sí que tienen un futuro. Pero está más allá de lo que pueden ofrecer ellos.

Samsung lleva sonando varios años como un candidato ideal para comprar BlackBerry. Pero, al igual que Google fue desembarazándose de las partes menos lucrativas de Motorola, los canadienses también pasarían por su particular carnicería.

Los coreanos llevan encadenando varios trimestres en caída libre y son conscientes de que necesitan patinar a ese sitio donde se cree que estará el disco.

Con BlackBerry no sólo ganarían un sistema operativo que podría independizarles del Android de Google sino también meterles de lleno en la casa y el coche conectados.

Sin embargo, una de las cuestiones que apenas se mencionan en las grandes adquisiciones es el de la cultura corporativa. Samsung es una compañía coreana, con unos valores y cultura diferentes y no necesariamente complementarios a los canadienses de BlackBerry. Una adquisición total supondría un choque cultural enorme en los recién llegados.

Es por esto que el despiece de la ballena será un proceso que durará aún más años de los que nos pensamos. ¿Reconoceremos algún toque de BlackBerry en nuestra próxima casa o coche conectados?.

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