Montesinos

El negocio del Corredor Mediterráneo

El profesor de la London School of Economics, Andrés Rodríguez Pose, dijo en el Foro Cañada Blanch que muchas de las inversiones públicas realizadas en infraestructuras en la Comunidad Valenciana han sido hechas más prestigio y rentabilidad electoral que por necesidad, porque cuanto se invierte en infraestructuras menos empleo se crea. Esta afirmación destruye toda la tesis de que a base de infraestructuras y obra pública se crea empleo. ¿Por qué entonces tanto romance y lloros empresariales para que se construya rápido el Corredor Mediterráneo? Pues sencillamente porque es un buen negocio.

¿Qué hay pues detrás de las soflamas de Federico Felix (ProAVE) y Vicente Boluda (AVE) denunciando la falta de dotación presupuestaria para el Corredor Mediterráneo? Pues todo el negocio que mueve la logística en España y en la Comunidad Valenciana. Obviamente es una posición muy respetable, porque tanto el Corredor como otras obras de esta entidad siempre resultan beneficiosas para el conjunto de la sociedad, aunque no generen empleo directo, como dice Rodríguez Pose. Pero lo que es bueno para las empresas es bueno para todos.

Ahí está el ejemplo de la Autopista AP-7, pionera en España en estas obras y que ha vertebrado la Comunidad Valenciana más que una televisión autonómica, por citar un ejemplo socorrido. LA AP-7 fue magnífica para la competitividad de las empresas, como lo sería el Corredor, para las exportaciones de Ford o las naranjas, el azulejo o el calzado. Y para traer turistas, por supuesto. La AP-7 ha sido también un buen negocio. Pero resulta que la AP-7 fue una iniciativa privada. Fueron accionistas privados (Banco Central) quienes se rascaron el bolsillo y construyeron la autopista porque vieron que era negocio y que el Gobierno no tenía capacidad ni dinero para hacerlo.

Ese es el tema en lugar de las grandes alharacas que se montan, Felix, Boluda y otros, que incluso llegan a pedir la intervención de la Comunidad Valenciana por parte del Gobierno central, en lo que pueden tener razón, aunque no por este motivo. ¿Si tan interesante, rentable, necesario y generador de riqueza es el Corredor Mediterráneo por qué no lo construyen los empresarios que lo piden? ¿O por qué no estos empresarios con o sin la Generalitat no se van a buscar fondos de inversión en los mercados que necesitan el CM?.

Por culpa del excesivo protagonismo político y de la cúpula empresarial el CM ha quedado como un tren que va a llevar naranjas y limones a Centro Europa. Menuda ruina sería si solo sirviera para y para trasportar los coches de la Ford. Miles de millones para dos trenes al día. El CM es para llevar naranjas, limones, coches Ford y hasta tomates de Almería, las naranjas (también) de Marruecos o el aceite de Andalucía. Pero sobre todo debe servir para llevar a Rusia, Alemania o Polonia toda la mercancía que el gran productor asiático quiere meter en esos mercados y que ahora llega a los puertos del Atlántico tras pasar por nuestras narices desde el Canal de Suez. O para llevar mercancía desde Europa a Asia a través de los puertos de Valencia y Barcelona.

El CM es un gran negocio logístico más allá de la logística regional. ¿Por qué entonces no hay inversores privados que se hagan cargo de construir y explotar esta infraestructura como ocurrió con la AP-7? Pues porque una gran parte de nuestros empresarios prefieren seguir viviendo de la mamella antes que asumir los riesgos en proyectos de responsabilidad social. Su dinero se lo guardan para sus empresas y el dinero público para alardes, como dice Pose. Uno de Singapur ha comprado el Valencia CF porque ha visto negocio donde otros solo veían especulación y manoneo. ¿Por qué nadie ha ido a vender el CM a los chinos, que son los grandes exportadores a Europa? Pues porque resulta más cómodo organizar un sarao en algún hotel de Valencia, enseñar un informe elaborado ad hoc y dar caña a los políticos, que corren a esconderse por lo que pueda pasar.

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