El PP, al rescate del PSOE

Conforme el aluvión de referencias macroeconómicas positivas va calando en parte del desencantado cuerpo electoral, mejorando las expectativas del PP, crece la preocupación de Rajoy por el futuro del PSOE. También la de Fabra por el del PSPV.

Tronco y rama socialista tienen en común una cosa: la visión institucional de sus respectivos líderes, que se antoja va a ser imprescindible a partir de un 2015 con Autonómicas y Generales. Baste revelar aquí que en los peores y más comprometidos tiempos de Camps, Ximo Puig (que no era entonces el líder que es ahora) se empeñaba en que los suyos no hablaran sólo de Gürtel y en que propusieran cosas en Les Corts. Con escaso éxito. Su problema de ahora, y el de Pérez Rubalcaba en menor medida, es que las terceras vías y la abstención puedan redimensionar severamente su foto finish de elecciones, de las que las Europeas serían sólo una meta volante.

Más que en el caso del PP (al que le disputan votos partidos extraparlamentarios; UPyD, hasta que la gente conozca bien a Rosa Díez, pescará en los dos caladeros), y hasta llegar a dejarles en el caso valenciano -difícil, pero no imposible- en un convulsionador (justo lo que Puig había logrado atajar) y demoledor tercer lugar, y en manos del ahora parcialmente subversivo y antisistema (no reconoce a la segunda autoridad de la Comunidad, y, desde organizaciones sociales y sindicales afines ridiculizan la imagen de la primera) y potencialmente inestable (dos gallos para el mismo corral) Compromís.

Lo que haría que la Comunidad entrara en una nueva dimensión que no quieren ni siquiera imaginar ni los dos grandes ni quienes condicionan o generan el empleo que se genera aquí (AVE, Conexus, y otros, explorando en privado -porque en público nadie les va a decir lo que quieren oír- la opción de la Gran Coalición). Si acaso, algunos populares descontentos y con aspiraciones, que verían el cielo abierto para la toma del poder como muy tarde cuatro años después (si la nueva y ¿vicaria? Generalitat aguanta la legislatura completa) para quedarse veinte años más, liberados ya para siempre de herencias diabólicas y de los antisistema, y con el PSPV abocado a una nueva y autodestructiva búsqueda de autodefinición y de líder.

A nivel estatal, simplemente los desafíos vasco y catalán hacen imprescindible que PP y PSOE tengan líderes con visión de Estado capaces de consensuar la independencia de España respecto de las minorías en las que hasta ahora han tenido que apoyarse los gobiernos que no gozaban de mayorías absolutas.

Por tanto, y como paso previo a las turbulencias que vamos a sufrir de septiembre del 14 a septiembre del 15, y visto el efecto que está teniendo en la intención de voto al PSOE desempolvar los EREs y cursos de formación de Andalucía, las comisiones del AVE a Barcelona, la pobre campaña de Valenciano (que debe pensar que en este país todo el mundo aborta al menos una vez al año), el roto que les hace su correligionario Manuel Valls aprobando para Francia medidas como las de Rajoy para España, y el que no han calculado bien les hace ZP cada vez que sale en un telediario, no sería de extrañar que el PP afloje el dogal en lo que queda de campaña europea para no hundir a sus puede que inevitables futuros socios y sin embargo adversarios, y cerrar el paso a las alternativas a Pérez Rubalcaba, que son básicamente vascas (Madina) y catalanas (Chacón).

A nivel valenciano, ya hemos leído las loas -merecidas- de González Pons a Ximo Puig. Al que hay que apuntalar para que el edificio institucional no se nos caiga a todos encima dentro de un año en sendas y sucesivas voladuras parciales con urnas de por medio.

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