El PP espabila (II), y en la oposición no todos quieren ser Podemos.

“Todos quieren ser Podemos”. La expresiva frase de la consellera Catalá en referencia a la radicalización de la oposición parlamentaria al PP buscando reeditar el éxito de Pablo Iglesias tiene, sin embargo, algún pero.

Es cierto que EU, eligiendo a Blanco (el que llama “gobierno de ladrones” al Consell a la vez que simpatiza con los de Venezuela y Ecuador, como Podemos) ha matado la moderación no exenta de contundencia que encarnaba Marga Sanz, nada sospechosa de connivencia con el PP, y a quien sin embargo destacados miembros del equipo de Fabra loan en privado y ya echan de menos.

Es cierto que Mònica Oltra (ayer en EU, hoy en Compromís, mañana quizá en Podemos, que le corteja y festeja) hizo lo que Iglesias antes que Iglesias, con sus camisetas y sus múltiples apariciones en televisión. Oltra, que, por cierto, en un vídeo ampliamente difundido por Internet lamenta ante un auditorio catalán que aquí no pueda hablar abiertamente de Païssos Catalans, ni siquiera de Pais Valencià, se ha mostrado partidaria esta semana de lo que ya dijimos nosotros hace varias que podía llegar a pasar: un Tripartit sin PSOE, o sea, un Tripartit Nou en vez del Tripartit Clàssic.

Y es cierto que el socialista Josep Moreno hace de cada intervención suya en Corts (“ustedes son una banda”, “sinvergüenzas”) un acontecimiento mediático, del que su acordeón de veinte fotos de exdiputados del PP desplegado en cascada desde la tribuna de oradores ha sido el culmen. Y sin venir a cuento, porque se estaba hablando del archivo de RTVV.

Pero, a diferencia de lo que pasa con Blanco o con Oltra, a Moreno no todo su partido le aplaude la gracia. Esta vez, no. El sindic Torres fue muy claro, aunque por lo bajini: no somos Compromís. El adjunto Toledo también, desdiciendo a su compañero desde la misma tribuna de oradores con un “yo no les considero a todos ustedes unos sinvergüenzas” dirigido al PP. Y la vicepresidenta de Les Corts, la también socialista Ana Barceló, negando haber oído a la bancada popular llamar “payaso” a su compañero de militancia. Una nueva forma de desautorizarle. Parafraseando al cuervo Rockefeller, “¡toma Moreno!”.

Hasta ahora ni siquiera el envío pocos días antes del PP “a la mierda” por parte de otro socialista, Francesc Signes, había motivado tal reacción en las filas del PSPV. Pero lo de Moreno ha sido otro cantar. Algunos creen que busca hacerse hueco. Yo creo que lo que quiere es dejar de ser portavoz de su partido para temas de RTVV, y serlo, aunque sea adjunto, del grupo. Pero Moreno viene de Alarte, y falta saber qué quiere hacer Ximpo Puig con él a partir de Mayo.

Mientras tanto el PP, en fase de despabilamiento, como anunciamos el pasado domingo. Sólo así se entiende que Catalá tildara a los del PSPV de “Walking Dead de la política porque resucitan a muertos», en referencia a la reciente visita a Valencia de ZP, o que dijera de EU que se gasta el dinero en ir «al photocall de la Ciudad de la Justicia» porque «quieren ser Podemos y son su marca blanca. Si quieren sumar votos, pónganse coleta, que son casta» .

O que Fabra (felicidades: su línea roja ha sido aplicada ya a Rato y a Mato), con redescubierta ironía no exenta de mala leche interna, contestara al síndic socialista Antonio Torres cuando le acusó de no haber mejorado «ni la vida ni los intereses de los valencianos» en especial en el tema de la financión, que «no sabía que era usted fan de Monago, se lo diré el sábado».

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