William Vansteenberghe, Experto en Inmigración. Aquarius, el frio cortante de las olas

Elogio a la Mentira como Arte Universal

Aún recuerdo el enorme esfuerzo educativo empleado por mis padres, el Colegio y todos mis  maestros así como la Iglesia Evangélica a la que asistíamos para que yo  me alejase del peor vehículo para el Verbo sagrado, que los hombres llamamos idioma, La Mentira.

Era una verdadera obsesión, no mientas, jamás. Enfréntate con honor a las responsabilidades de tus actos, sé siempre una espada sincera y transparente.

Debo admitir que tuvieron mucho éxito, nunca mentía, decía siempre la verdad, pero descubrí con rapidez, que lo que se me exigía a mí, como afán de mejorar la raza, quedaba en suspenso para las generaciones que me precedían, ellos de forma sutil, el menos en mi familia, callaban, y de forma cínica te decían que era para tu bien. No se cosechaban mejores resultados en otros ámbitos como en el escolar, ya que de forma estúpida, el que decía la verdad era castigado, y el que mentía, no.

En la Iglesia también descubrimos que los que administraban la Verdad, tendían a ser más benignos con ellos y sus familias, que con el resto de los feligreses. En definitiva el que escucha la verdad, tiene una gran ventaja, pueden callar sus mentiras.

Resulta sorprendente darnos cuenta que vivimos en una mundo  extremadamente falaz, donde exigimos a los recién llegados que sean lo opuesto, ángeles de verdad.

Aplicándolo a los tiempos actuales nos damos cuenta que el Mundo vive y se alimenta de las necesarias mentiras, para poder seguir rodando, lo que implica una pregunta que se antoja trascendental: ¿Cómo puede ser que funcione, tan lejano a toda realidad veraz?

Trump miente ya en voz alta, sin rubor, y se lo creen, es decir que sus afirmaciones completamente falsas, se trasforman en verdades absolutas para millones de personas que finalmente le van a votar, abriendo, en caso de ganar las elecciones, el paso a un realidad virtual altamente peligrosa, ya que es la mentira la que va sustituir a la verdad, y con la aquiescencia plebiscitada del pueblo americano. Los mismos que en la Iglesia, casa y escuela les machacan aún ahora con que mentir es malo, muy malo.

Muchos creen aún que Darwin estaba equivocado, a pesar de los miles de avances en la Ciencia, la cual ha ido demostrando que somos unos animales evolucionados como todos los demás, y que nuestras habilidades, una cerebro de litro y medio, el habla, la conciencia de nosotros mismos, queda reemplazada por la Mentira piadosa, de que fuimos creados a imagen y semejanza de uno de los millones de dioses que puebla nuestra historia mística. El engaño hecho Fe.

Creamos leyes y reglas , como la de aceptar socorrer al prójimo, los refugiados, de obligado cumplimiento, que tergiversamos con verdades supuestamente superiores, la seguridad de nuestras gentes, la protección de los nuestros, y solo de ellos, cuando nuestra reglas hablan de solidaridad y abnegación, de nuevo creamos una realidad alternativa donde un animal inferior no encontraría su camada. Pero insistimos en la búsqueda de la verdad, sin admitir que cuando la encontramos, como en la ayuda de personajes históricos como Snowden, nos somos capaces de administrarla, de hecho valdría la pena determinar si aún somos capaces de distinguir lo verdadero de lo falso.

El vulgo tras un momento de éxtasis frente a la publicación de los papeles de Panamá, de los excesos políticos y otras veleidades castigadas en el Biblia, se olvida rápidamente que en el caso de los encausados habría hecho lo mismo, y que hacía poco los admiraba por estos hechos, más, rascando en su vida personal, ¿quién no esconde mentiras inconfesables?

Inmersos en el rebrote de un nacionalismo reductor y feroz, nos olvidamos que fueron estos mismos procesos los que nos hacen sentir buenos hijos y ciudadanos de nuestros países, pueblos y aldeas. Nuestro nacionalismo, a base de no reconocer que es lo mismo,  se ha transformado en el bueno, frente a otros, los malos. Lejos de mí  el deseo  de facultar la secesión en un mundo que debe ser global  o no ser, pero de nuevo esta otra mentira viene a justificar el nacionalismo banal, el de todos los días el que nos permite sentirnos mejores, más inteligentes, más bellos, y válidos, cuando somos patéticos mentirosos, que agitamos el puño con furor frente a la mentira ajena, banalizando la propia.

Mirando con mirada clara y valiente, solo podemos aceptar que las gestiones de mando en nuestras ciudades, se hace para el beneficio de unos pocos, y que lo que se busca a cualquier coste en la vida es el objetivo de la fama, el dinero y la vida fácil, para la cual tenemos que mentir como bellacos, ya que este tipo de realidad artificial se aleja tanto de lo que debería ser nuestra vida, que nuestro hogar, nuestra Tierra, está llena de plásticos, que desaparecen especies a miles todos los años,  y que matamos en nombre de ese Dios, que nos espetó, No matarás.

Definitivamente nuestra Sociedad es el elogio a la Mentira, donde a los niños se les exige ser sinceros, pero donde prospera el falaz y el torticero.

Pero no olvidemos que el que no es capaz de reconocer la verdad, es capaz de las más atroces mentiras y un día despertarse sin saber en qué creer.

Artículo de opinión. Autor: William Vansteenberghe, Experto en Inmigración, Cohesión Social

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