Renovación, congreso extraordinario, primarias, votos de militantes y una docena de nombres barajándose como candidatos a dirigir una supuesta nueva etapa del PSOE. Pero ni una idea programática ni una propuesta de contenido por parte de cada uno de los aspirantes. Aquí solo se disputa el poder. No hay mensaje, ni proyecto, ni ideas.
Como si no hubiera pasado nada en los últimos años, los socialistas del PSOE dibujan su catarsis con los procedimientos acostumbrados, ensimismados en la lucha interna por el poder, sin darse cuenta que su problema no es de personas sino político. ¿Qué es ahora el socialismo? ¿Qué ideología mantiene ahora un PSOE fracasado por su populismo?
En un momento en el que lo que priman son las ideas (negocios, emprendedores, innovación, valor añadido, propuestas de Podemos, Vox o UPyD, etc., etc. ) los socialistas juegan a una baraja de nombres. Solo nombres. Y como siempre ocurre en el PSOE ganará el que mejor se mueva en el aparato del partido. Los Congresos y las Primarias solo son procedimientos ideados para mantener el poder de las cúpulas. Ahí está el ejemplo de las primarias en el PSPV entre Ximo Puig y Toni Gaspar. Ganó el aparato porque maneja las listas a ayuntamientos y autonómicas y paga fidelidades.
Pero da lo mismo que en el juego estén Susana Diaz, Eduardo Marina, Carmen Chacón o Pedro Sánchez, alguno que propondrá el PSPV/PSOE, otro de los extremeños y hasta Tomas Gómez si se le ocurre. Es solo un baile de nombres y parcelas de poder. No se discute nada más. Y como todo se queda en casa la supuesta renovación programática se hará sobre los mismos tópicos populistas que han llevado a Elena Valenciano al gran fracaso europeo.
Incluso ese posicionamiento de algunas federaciones (el PSPV entre ellos) a favor de Susana Diaz es producto de la nostalgia. Diaz no aporta valor político alguno. Hace un año era una completa desconocida y su gestión en Andalucía (antes y ahora) no ha conseguido sacar a esta región de la cola europea en educación, sanidad y paro. ¿Por qué ese apoyo? Simplemente se trata del reparto de poder. Puig apoya a Diaz y a cambio tendrá una cuota de poder en el partido tras la catarsis. ¿Proyecto político? Nada de nada.
Marina por ejemplo ha evidenciado cuál es el negocio de esta empresa llamada PSOE S.A.. Quiere el voto directo de los militantes, no el de los delegados, como dicen los Estatutos. No se fía. Sabe que los delegados están coaptados por las ejecutivas consiguientes. Pero todo es un debate de un absurdo procedimiento. En Galicia y Comunidad Valenciana ha habido primarias y han perdido las elecciones europeas.
En el PSOE nadie quiere entrar a concretar de verdad qué quieren decir con la propuesta de una Constitución federalista, ni cómo solucionar el déficit del Estado o como reconducir el Estado del Bienestar hacia una sociedad de oportunidades como están haciendo los socialdemócratas de media Europa. Esa travesía ideológica del desierto les da pánico.
Al igual que la derecha se apoyó en El Fin de la historia de Francis Fukayama para esconder la ideología y fracasar con ello, El PSOE a lo máximo que aspira es a exhibir El capital en el siglo XXI de Thomas Piketty como garrote frente a las políticas conservadoras, sin percibir que los socialistas franceses están haciendo lo mismo que Rajoy, aunque la perversión del lenguaje parezca lo contrario.
Pero el PSOE no entra en plantear alternativas reales a la inmigración, a la sanidad pública o a la justicia. Hace solo dos años los socialistas gobernaron ocho años España. ¿Por qué no resolvieron el fracaso escolar, la rigidez del mercado laboral, el paro estructural…? Por lo mismo que ahora no saben dar una respuesta a su fracaso electoral. Porque no tienen ideas. No las quieren. Les molesta para captar votos ¿Se imaginan a Chacón, Diaz o Marina debatiendo de verdad sobre impuestos? ¿O sobre el necesario cambio del sistema productivo? ¿O sobre política energética? ¿O el fin de la agricultura? Están ensimismados.
Jesús Montesinos
Los comentarios están cerrados.