¿Enfermos por querer comer sano?

¿Estamos enfermos de ortorexia?

En el otro lado de trastornos como la anorexia, la Organización Mundial de la Salud (OMS) coloca a las personas excesivamente preocupadas por seguir una alimentación sana. Una dieta en la que no caben las carnes rojas, los lácteos, los productos con aditivos ni los pesticidas.

Y se apunta que esta preocupación por comer bien afecta ya a casi un treinta por cien de la población de los países industrializados, según la OMS.

¿Tan grave es, doctor, querer comer bien?

Esta patología preocupa a las autoridades sanitarias, no sé si por encima o por debajo de pandemias como el sobrepeso y la obesidad, donde no hay apenas interés por lo que contienen los alimentos elaborados que se seleccionan para la comida diaria ni la cantidad de grasas que los acompañan.

Autoridades sanitarias que, en el caso de la Comunidad de Madrid, especifican que se entiende por ortorexia “la obsesión patológica por la comida biológicamente pura” y que “las personas que padecen esta enfermedad tienen una preocupación excesiva por la comida sana que les lleva a consumir exclusivamente alimentos procedentes de la agricultura ecológica, es decir, que estén libres de componentes transgénicos, sustancias artificiales, pesticidas o herbicidas”.

Pues aquí, en este grupo de consumidores de alimentos libres de transgénicos, sin pesticidas ni abonos químicos, de momento, me veo. Pero aún no me siento enferma patológica. No sé el resto del 30 por cien de consumidores que podríamos estar conformando este grupo.

Seguimos. Porque en el Centro de Investigación e Información Nutricional de Francia (CERIN) se documenta que los enfermos de ortorexia “se preocupan por variar su alimentación en las tres comidas diarias. No repiten fuentes de glúcidos o proteínas (es decir, hacer una comida variada…). Si por alguna razón se ven obligadas a hacer una excepción por una comida especial, en los días posteriores ponen en marcha un estricto mecanismo de compensación: hacen deporte, aumentan el rigor de su dieta, ayunan…. Para algunas personas, en el lado de lo saludable se suele encontrar la gama completa de productos naturales, integrales, no refinados: pastas integrales, harina integral, azúcar de caña no refinada, etc. Y en el lado de lo que no lo es se encuentra lo industrial, lo que está refinado (azúcar, harina blanca), lo clásico (pasta, arroz blanco). En resumen, todo aquello que ha sufrido modificaciones y se ha alejado de lo natural, por tanto, de lo saludable”.

Pues me sigo viendo. Estoy empezando a preocuparme…..

Sobre todo porque hasta ahora no había considerado la posibilidad de estar enferma precisamente cuando cuido la alimentación para potenciar mi salud y encontrarme mejor. Pero lo realmente alarmante es ese 28 por cien de enfermos que me acompañan (más de un cuarto de la población) en la búsqueda de alimentos ecológicos. Todos enfermos. Y casi la práctica totalidad, mujeres y jóvenes (sigo en el grupo de riesgo….)

Y también la idea de que si estamos enfermos necesitaremos un tratamiento, medicamentos y terapia, como ya he podido ver en las soluciones que se dan. Porque además, la ortorexia afecta las relaciones sociales y la vida laboral. Y aquí es cuando descubro, en Wikipedia, que la ortorexia no es un trastorno fácil de diagnosticar, porque la gente se esconde detrás del comer bien ideal. Y que “para una persona con ortorexia, es inminente la ayuda interdisciplinaria para no sólo hacer frente al déficit alimenticio que sufre sino para curar el problema desde el fondo de su mente y su aprendizaje como ser humano. El acompañamiento de dietistas, nutriólogos, psicólogos y psiquiatras podrán ser de gran ayuda en estos momentos de crisis. Comer normal es la capacidad de comer cuando tienes hambre y continuar comiendo hasta estar satisfecho. Es ser capaz de elegir los alimentos que te gustan y ser capaz de tomar placer en ello, así como confiar en las señales del cuerpo de hambre y saciedad – comer cuando usted es realmente hambre y dejar de comer cuando estés satisfecho”.

Esto es educar en salud y no otras zarandajas. Seguro que muy pronto sale a la venta el medicamento que nos cure y volvemos a bendecir pesticidas y grasas. Lo ecológico nos va a volver locos. De momento me voy de tapas mediterráneas, que es finde y he quedado. Espero que si aún no estoy muy grave, esta escapada me rehabilite un poco porque seguro que hasta me tomo una copa de vino!

 

 

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