España, nuestra marca

Convergència i Unió está teniendo la suerte que no merece. La investigación judicial ha puesto de manifiesto que se financió de forma ilegal, pero el caso Bárcenas está desviando la atención de todos los medios informativos. El rey Juan Carlos no está teniendo la suerte que merece: su viaje a Marruecos tiene una importancia excepcional, pero el empeño de un periódico de Madrid de transformar ahora el Caso Bárcenas en el Caso Rajoy desvía la atención de todos los medios informativos.

Igual podríamos decir de tantos y tantos asuntos informativos, internacionales, nacionales y locales, que están siendo allanados por la planificación informativa del diario “El Mundo”, cuyo director, ahora, dosifica a placer la ¿información? que recabó de Luis Bárcenas para intentar poner en apuros al presidente del Gobierno… dentro de ese modelo de estrategia, tantas veces vista, que fusiona la influencia personalista con el mal entendido periodismo de investigación.

Durante los últimos días, aunque no sea fácil verlo desde algunas perspectivas, estamos asistiendo al empeño de un medio informativo por lograr que un presidente dé explicaciones, frente a un presidente, no menos obstinado que el contrincante, que piensa que no debe darlas porque nadie le acusa y le imputa. Y, por añadidura, desde la oposición se amenaza con una moción de censura, a sabiendas que no se puede ganar, desde el aviso previo que no se desea lo único que justifica el uso de este resorte constitucional: sustituir al presidente del Gobierno en ejercicio por otra persona de la oposición.

Una de las víctimas informativas de esta espasmódica situación política creada por el director de “El Mundo” y el abogado defensor de Luis Bárcenas, va a ser, seguramente, la presentación en Valencia de la Marca España, iniciativa que nuestro ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, anda impulsando a trancas y barrancas, en medio de las peores condiciones mediáticas, políticas y ambientales, aunque con mucha más comprensión social que la que cabría pensar. Pensar en que la prensa nacional y extranjera se vuelque en la Lonja de Valencia como mereceríamos es ilusión, estando todo tan desviado de sus ejes de sensatez como lo vemos.

Sin embargo, ¿por qué una campaña que nos parece un regreso a nuestras mejores raíces, tanto en el plano interior como el exterior? ¿Por qué esta vuelta al concepto de España y a su proposición como marca de calidad? Pues por la sencilla razón de que lo ha sido durante muchos años y porque sigue teniendo un gran fundamento. Porque por encima de todos los errores de estrategia que en nuestra nación se hayan podido cometer, por encima de la alegría de la burbuja inmobiliaria, más allá del alto endeudamiento privado y público, la sociedad, la economía, la cultura española presentan valores eternos sobre los que hay que regresar en busca de la recomposición de nuestra imagen.

La Marca España tiene una componente exterior, en efecto, pero tiene mucho que reconstruir también en lo interior. La Marca España se alzará, pero habrá de ser sobre la fe, la tenacidad y el esfuerzo de cuantos ciudadanos y empresarios sigan confiando en ellas. De no haber unidad de acción, si no se pone un amor por la calidad y el trabajo bien hecho que estuvimos a punto de perder, si no se hace posible que nuestros jóvenes se formen bien y los valores sociales sean estimulados, va a ser muy difícil que esa Marca España triunfe finalmente.

Si lo hace, si genera reconocimiento y respeto fuera de nuestras fronteras, habrá de ser sobre el respeto y el reconocimiento que previamente seamos capaces de ofrecer a España desde la sociedad española. 

 

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