Jesús Montesinos

Fabra como problema y Fabra como solución

Desde hace tres años cada día hay una crónica, un tertuliano o un rumor elevado de categoría que asegura el final de Alberto Fabra como presidente de la Generalitat, el recambio por otro/a para las próximas elecciones y en cualquier caso la seguridad de que el PPCV perderá las elecciones haga lo qué haga.

Evidentemente montarse una historia de estas es lo más fácil y recurrente. Siempre hay uno del PPCV que te cuenta su versión de la hecatombe. También están los que quieran medrar o ganarse la simpatía de un plumilla. E incluso resulta mediáticamente glorioso hablar del tema aunque no se tenga ni puta idea. Luego la cosa corre por aquí y por allá y ya no hay nadie que lo pare. Vamos, que decir que Alberto Fabra no se come los turrones es más de enterados que decir lo contrario.

La cuestión es que a estas alturas Fabra es el problema del PPCV y también la solución. Pero en la Comunidad Valenciana hay un montón de dudas sobre qué hacer: ¿Fabra candidato o Fabra a la calle?. Y en la dirección del partido en Madrid pasa lo mismo. Es la solución porque es el candidato más conocido y es difícil meter uno nuevo de aquí a mayo de 2015. Y es el problema porque está socarrat y además él hace lo que puede por hacerlo peor. Pero hay muchos aspectos a tener en cuenta:

1.- Alberto Fabra heredó un Generalitat en quiebra y un PPCV engañado. Pero en tres años ha contribuido a hundir más el gobierno autonómico, el PPCV y, sobre todo, la moral de los valencianos. De héroe a villano. Siempre le ha pasado lo mismo.

2.- Mariano Rajoy, que lo eligió como sucesor de Francesc Camps, desconfía de él. Está harto de los numeritos que se montan en Valencia, de las meteduras de pata y de la falta de liderazgo.

3.- Pero el PPCV mantiene más del 33 por ciento del voto, mientras el PSPV/PSOE sigue hundiéndose con o sin Pedro Sánchez y por la izquierda el rosario de siglas hará imposible un gobierno autonómico estable. ¿Irá la gente al voto útil (PPCV) o apoyará las pancartas?

4.- Los barones y alcaldes importantes del PPCV han abandonado o están abandonando a Alberto Fabra a su suerte. Rita Barberá con la mekanciolía a cuestas ni come ni deja comer (a Fabra no le han dejado ni ha sabido conquistar la plaza de Valencia), Javier Moliner (juega a lo suyo, ya no valen fidelidades), José Ciscar (desconfían de él hasta en los maitines), Rus… y otros huyen de la foto con AF. Pero no tienen recambio ganador. Y en cada Reino de Taifas van a lo suyo. El PPCV es un fantasma de lo que fue.

5.- En cualquier caso Madrid no decidirá hasta después de pasar el 9 de Noviembre (Catalunya) y posiblemente hasta después de Navidad. Ya no habrá tiempo para encontrar un jinete ganador. Además: ¿Cómo explican a los votantes que cambian otra vez de lider: Camps, Fabra…? Algo dirá la gran encuesta que prepara Génova para preguntar sobre candidatos y votos.

6.- Pero Rajoy no necesita una Generalitat del PP para ganar las elecciones generales. Fabra u otro candidato necesita más de 1.400.000 votos para gobernar, que no los conseguirá ni prometiendo el oro y el moro. El PPCV puede quedarse en un millón de votos, como máximo. Y con ese apoyo de la Comunidad Valenciana (termómetro de todo el país) Rajoy se quedará en 2016 en la Moncloa.

7.- Otra opción es una travesía del desierto. El PP sabe que tiene perdidas las elecciones en la Comunidad Valenciana y que con este Fabra no va a ninguna parte. Ni con Fabra ni con los mil nombres que circulan entre crónicas y rumores y le mueven la silla: Rita, Bonix, Margallo, Catalá, Mercedes Alonso, González Pons… no dan ni para tacos de escopeta en el escenario existente.

8.- Esa travesía la puede hacer el propio Aberto Fabra con la seguridad de que va a perder y con fecha de caducidad. Para que después entre una gente nueva (como ha ocurrido en el PSOE de Pedro Sánchez) que se forje frente al lío de las mil siglas de izquierda que gobernarán en 2015. Un gobierno cual Camarote de los Hermanos Marx que no aguanta un año de la legislatura. Un nuevo PPCV que recupere la Generalitat en dos años. Por eso Alberto Fabra es el problema y la solución.

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