Fabra no deshoja la margarita y prolonga la incertidumbre

No sé si los ritmos del PP valenciano los marca Mariano Rajoy o es cosa del todavía (?) presidente de la formación Alberto Fabra, pero lo que es evidente es que peor, no se pueden hacer las cosas. Y no es que preocupe la vida interna de este partido -allá cada cual-, pero es aconsejable mayor seriedad en la formación que ha gobernado la Generalitat los últimos veinte años y encargada de llevar el peso de la oposición en la legislatura que en breve estrenaremos. Fabra no controla ya el partido, y se nota. Tarde de rumores, la de ayer, para acabar afirmando que no optará a la reelección como presidente de los populares en el congreso que se ha de celebrar tras las generales de noviembre. Es decir, que el PP concurrirá a estos importantísimos comicios con un líder dimisionario que se mantiene subido al machet del escaño en Corts y con una segura guerra interna desatada por el control del partido.

Las pocas aclaraciones de Fabra las realizaba al termino de la ejecutiva autonómica acompañado en la comparecencia por los tres presidentes provinciales e Isabel Bonig. En esta ocasión no quiso aparecer en esta foto de perdedores que no augura nada bueno, la astuta Rita Barberá; tal vez la alcaldesa prefiera para sí una salida más digna que la elegida por el castellonense. Los votantes y los simpatizantes del PP y la sociedad en general, no se merecen este desprecio, esta huida hacia atrás. El Consell que se otea en el horizonte, necesita una oposición fuerte con un líder sólido que encabece la respuesta social que pueda tener su acción de gobierno. Fabra no puede seguir ni un minuto más al frente de los populares valencianos; debe dimitir inmediatamente y convocar un congreso extraordinario que elija a esa figura de calado que pueda llevar a los conservadores a presentar batalla con firmeza y no a ritmo de la “yenka”.

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