Fabra y Puig en el Consell

Suena a ciencia ficción. E incluso mencionarlo recibe malas miradas de PP y del PSOE. ¿Pero sería posible un Consell con Fabra y Puig dentro? ¿Sería posible un gobierno de coalición en la Generalitat Valenciana entre PP y PSOE? Hagamos primero la pregunta clave: ¿Será necesario?

Obviamente en el PP te dicen de inmediato que ni hablar. Son mayoría absoluta y aspiran a revalidar la presidencia de Alberto Fabra al frente de la Generalitat. ¿Para qué nos hace falta pactar? Mejor ni hablar del tema. Cuando se le ha ocurrido a José Ciscar mencionar una posibilidad de pacto (UyD/Ciudadanos), el guardián de las llaves del calabozo, Serafín Castellano, ha acudido de inmediato al quite.

Por supuesto que en el PSOE opinan lo mismo. También aspiran a la mayoría absoluta e incluso creen que van a conseguir gobernar sin la ayuda de Esquerra Unida y Compromís (ellos se lo creen). ¿Para qué vamos a darle oxígeno al PP, con todo lo que les hemos dicho? Mejor ni hablar del tema.

Y sin embargo cada vez está más claro que en Madrid y en Valencia PSOE y PP, PP y PSOE van a tener que sentarse a pactar un montón de cosas para asegurar los cambios necesarios en instituciones, partidos, estructuras económicas y hasta en la enseñanza o la supervivencia de lo que pueda salvarse del Estado del Bienestar. ¿Es entonces necesario?

Por muchas mayorías que tenga ahora Mariano Rajoy e incluso si las vuelve a conseguir en 2016 (o si hipotéticamente las consiguiera el PSOE) tienen que sentarse a pactar una larga lista de cosas. No valen pactos con Lara o con CiU. Los pactos estructurales serán entre PP y PSOE, aunque los tenga que firmar entre una pareja de la Guardia Civil. Merkel ha marcado la tendencia en Alemania ante la gravedad de la situación europea. Y así será en toda Europa.

No tienen que ponerse de acuerdo sobre el aborto o sobre las parejas de hecho. Eso son recursos dialécticos que están siempre para tirárselos unos a otros, como las migas de pan una comida de niños. Merkel/Horst Seehofer (CSU)/ Sigmar Gabriel (SPD) lo demuestran todos los días. Han pactado lo gordo y dejan lo accidental en la cuneta.

PP y PSOE tienen que ponerse de acuerdo con lo de Catalunya, con lo del País Vasco que estallará muy pronto, con lo del fútbol (que ya ha anunciado Joaquín Almunia), con el fracaso escolar, con el coste de la sanidad pública, con la ineficacia de la administración, con los trasvases, con la Monarquía o con el coste de las nuevas infraestructuras físicas y digitales. Y un montón de cosas más que no pueden acometerse en la soledad de la mayoría.

E igual en la Comunidad Valenciana. No pueden seguir las diputaciones como hasta ahora. Ni dejar pasar más tiempo sin enfrentarse al cambio del tejido industrial y el modelo productivo. Más pronto o más tarde alguien tiene que asumir que hay que retirar del mercado un millón de toneladas de cítricos y arrancar naranjos (¡que pecado!). Y saber qué papel y efectos debe jugar la Comunidad Valenciana en el proceso de pacto o ruptura con Catalunya. Y en la búsqueda de financiación del Corredor Mediterráneo, que todos sabemos nunca será asumible con fondos públicos. Hay que ir juntos a buscar fondos a China, que son los principales beneficiarios comerciales del Corredor.

Y rehacer el mapa universitario, cerrando facultades e incluso universidades. Y dejar de jugar con el Estatut. O con las señas de identidad. Abandonar la utilización hipócrita de los inmigrantes. Y plantearse una solución para una generación de jóvenes que nunca podrán trabajar por falta de oferta laboral y una demanda devaluada. Y hasta decidir por las bravas pero en pareja derribar cientos cuando no miles de viviendas que nunca serán vendidas.

Suena muy fuerte. Pero hay tanto que arreglar que si no se ponen de acurdo PSOE y PP, PP y PSOE esta  Comunidad seguirá para siempre viviendo a la luna de Valencia.

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