Fiestas, Fallas, Magdalena, Semana Santa…

No está comprobado que a menos fiestas crezca la productividad, pero si está demostrado que a más fiestas decae el rendimiento de la gente y la capacidad productiva de las empresas. Pero como es imposible meterle mano a las ganas de fiesta de los valencianos y los españoles en general, todas las iniciativas políticas por ordenar las fiestas se vienen abajo. ¡Viva Las Fallas! ¡Viva la Magdalena! y ¡Viva la semana Santa!

Los gobiernos de Madrid, de Valencia o los de Murcia, por decir algunos, han anunciado mil y una vez su predisposición a ordenar la cantidad de fiestas, puentes, santorales y acueductos que hay en los calendarios respectivos. El propio Alberto Fabra hizo hace un par de años el firme propósito de pasar la cremà a un lunes, pero todo quedó en nada cuando Rita Barberá, los falleros y el obispado le pusieron cara de perro.

De acuerdo con que todas estas fiestas dejan pingües beneficios en el sector de la hostelería, que al fin y al cabo esta es una Comunidad turística por excelencia. Las riadas de gentes estos días por las calles de Valencia son alegría y dinero. Pero si te separas un poco del bosque te quedas un tanto alarmado: Fallas, Magdalena, Semana Santa y ya en puertas del puente del 1 de mayo, que este año cae martes.

Con menos fiestas no mejoraríamos nuestra productividad, pero con tanta fiesta si afectamos a la marcha de negocios, empresas y mercado laboral. Por no hablar de universidades y escuelas. ¿Se puede hacer un plan de estudios con tanta interrupción festiva? En la UJI de Castellón esta semana van a medio gas porque son Fallas y la semana que viene porque es Magdalena. ¿Afecta o no afecta a la productividad?

La Ford ha decidido parar durante las Fallas, sin que quede claro si dan vacaciones a la gente, es un paro para aliviar stocks o una parada técnica. Pero a buen seguro la empresa toma esta decisión ante la imposibilidad de tener una cadena de producción normalizada.

En la lucha por competir por precios en los mercados extranjeros hay dos empresas del azulejo que actúan de forma diferente. Una mantiene su formato tradicional en cuanto la organización y turnos y ha tenido que atacar los costes a base de bajar salarios y ajustar a proveedores. Sus beneficios son justos. La otra ha reorganizado los turnos, la producción, horarios y pasa de fiestas patronales. No ha tocado salarios ni proveedores, consigue mejores beneficios y puede competir en precio.

Las fiestas, los horarios, la concentración, la cadena productiva afectan a la productividad y al resultado de las empresas. Y por lo tanto a la generación de empleo, condiciones laborales, etc. Pero vaya usted a explicárselo a los millones de españoles y en estas fechas a los valencianos que estamos encantados de ligar unas fiestas con la otra. ¿Acaso llegamos tarde a trabajar por la mañana? Será la respuesta a quienes dicen que es imposible mantener fiesta y trabajo en igualdad de dedicación.

Así que como es habitual cualquier día de estos alguien aparecerá de nuevo y pondrá el tema encima del tapete. ¿O acaso somos una sociedad exclusivamente de servicios turísticos? Volverá a aparecer los estudios y los contraestudios y alguien volverá a decir que hay que pasar las fiestas a los lunes y acortar su duración (¡la Magdalena dura NUEVE días de fiesta!), pero al día siguiente otro alguien dirá que no es políticamente correcto hablar de esto y hasta el año que viene.

¡Viva Las Fallas!, ¡Viva la Magdalena!, ¡Viva Semana Santa!, ¡Viva el Puente de Mayo! y ¡Viva la fiesta! ¡Faltaría más!

Jesús Montesinos
www.jmontesinos.es

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