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Frente Popular versus Alianza de Perdedores

La actualidad política, no solo de nuestra tierra, sino de todo el reino de España, ante la cita electoral del 24-M nos retrotrae 80 años en nuestra historia. Los famosos cordones sanitarios anti-PP, demostración preclara del carácter democrático de la Izquierda española, han dado paso a una nueva expresión del frentismo de tan funestas consecuencias en nuestra historia. Todo vale con tal de que el PP no gobierne, incluso hemos asistido al mayor ejercicio de cinismo político de manos de Susana Díaz, reclamando el legítimo derecho al gobierno de la lista más votada. Ese mismo derecho que ella violentó en 2012 al impedir que la lista más votada, la de los populares comandados por Javier Arenas, pudiera ejercer ese derecho que ella ahora reclama vehementemente, con una mayoría aún mayor que la de los socialistas este pasado marzo.

La Izquierda vive en la incongruencia y la doble moral, jaleada por su corte mediática que ha conseguido, y eso hay que reconocérselo, sembrar la inquietud y la sombra de la sospecha sobre todo aquello que concierne al PP. Una Izquierda vapuleada por los escándalos y corruptelas, con reos de alcurnia entre sus filas y rehén de su propia acción de gobierno allí donde la ha ejercido, de funestas consecuencias para las arcas públicas y, por ende, para los ciudadanos. Lamentablemente, los mismos que ahora se rasgan las vestiduras reclamando que la Santa Inquisición vuelva a instaurarse, que claman una Justicia para los demás, pero la obvian para ellos mismos, han estado jugando con la conciencia de una ciudadanía subyugada por una política de comunicación hábilmente dirigida que ha buscado y busca socavar los cimientos populares.

La predisposición anti-PP, nada nueva por otro lado, está generando un nuevo Frente Popular, carente de Programa y propuestas, de contenidos y soluciones efectivas. Y eso tampoco es nada nuevo, pues su modelo de gobierno es el mejor ejemplo del vacío que subyace tras esa ansía de poder al precio que sea. ¿Cómo pueden plantear los mismos que han fracasado con sus políticas en el gobierno, ZPSOE, Andalucía, Cataluña con el Pacte del Tinell, Baleares y su batuburrillo etc, sólo en suelo nacional, más los ejemplos de sus referentes internacionales como Venezuela y Cuba, cualquier propuesta seria si su única alternativa es generar una Alianza de perdedores anti-PP?

¿Cómo puede el PSOE andaluz reclamar la legitimidad del gobierno de la mayoría más votada cuando ellos mismos se la negaron al PP con muchos más diputados? ¿Cómo la Izquierda reclama una Regeneración democrática cuando se han opuesto sistemáticamente a cualquier propuesta que en ese sentido sólo ha llevado adelante el Partido Popular? La respuesta es muy sencilla. La Izquierda es prisionera de la ideología, relegando a los ciudadanos a meros instrumentos en manos de la demagogia más sutil, a rehenes de una estrategia que vive del resentimiento y anclada en las trincheras de una ideología trasnochada. Para ellos, la Política, el Estado, son meros instrumentos de poder, hábilmente manipulados por una perfecta coordinación mediática. La Libertad, los Derechos que tanto reclaman, las potencialidades del individuo no les interesan lo más mínimo. Eso es cosa de los neocon. Qué triste.

De ahí la trascendencia del 24-M. El debate ideológico plantea dos modelos y no hay alternativa. El modelo de la confrontación, de la inestabilidad, del frentismo de toda la Izquierda y los equidistantes que cobardemente han evitado conformar ese Pacto antes de las elecciones, engañando así a los electores, para proclamarlo una vez las hayan perdido todos y conformar esa Alianza de perdedores de una supuesta y engañosa mayoría social. O el del único Partido que ha sabido mantener el tipo ante las dificultades, garantizando una estabilidad institucional fundamental para alcanzar el objetivo de la recuperación, y la convicción necesaria para anteponer los intereses generales a las estrategias partidistas. No hay más opción. Nos jugamos mucho y desandar el camino puede llevarnos a infructuosos destinos que es mejor no pensar. CIS mediante, la incertidumbre sobre los resultados se dilucidará al abrir las urnas.

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