Fue su decisión no la mía

Hoy acaba la campaña electoral y tengo un sabor agridulce. Estoy contenta porque durante estos 15 días he disfrutado trasladándole a la gente nuestras propuestas. Ha sido una campaña intensa, pero sobre todo ha sido una campaña muy diferente de las vividas. Hay posibilidad de cambio, hay previsión de inicio de ciclo, hay esperanza de un futuro mejor para tod@s. Y eso se nota en la calle. La gente se acerca, ya no la “persigues”; te consulta, te cuenta, te anima. Recibes el cariño de quién confía en nosotr@s para salir de una situación que aunque me tilden de catastrofista es en muchos casos desesperante.

Y estoy triste. Estoy muy triste. Nunca antes había encontrado tanta gente al borde del abismo. Esta campaña también es diferente en eso. Hay relatos para llenar la nube de tristeza y todos tienen el mismo origen, el desempleo, porque sin trabajo una persona no tiene nada. No me valen los subsidios, no me valen los ahorros – si es que a estas alturas a alguien le queda algo ahorrado- no me valen las ayudas familiares. Dinero sí hay, lo que falta es voluntad política para destinar ese capital al fomento del empleo, a planes de formación que adecuen oferta y demanda, a hacer más fácil el autoempleo, o lo que es lo mismo a pensar primero en las personas.

No necesitamos las encuestas para ver el escenario fragmentado existente, pero eso es solo una percepción. ¿Saben lo que temo? El destino de ese 25% de voto oculto que reflejan los sondeos. Durante la última legislatura nadie presumía abiertamente de haberle votado al PP, la situación a la que Rajoy nos ha abocado no encontraba defensores y menos aquí después de más de 20 años de gobierno del Partido Popular.

Fabra, Rita, Rus, Ripoll Castedo,….. han desfilado estos últimos años como caballeros andantes sin escudero, pero alguien los tuvo que votar porque han gobernado con mayoría absoluta. Y ese es el miedo que tengo, que los mismos que los apoyaron hace 4 años vuelvan a llenar las urnas de votos, votos de vergüenza porque no se atreven a decirlo, pero de votos.

El PSPV presenta una alternativa de gobierno seria, transparente y participativa y con una prioridad absoluta: el empleo. Gobernar para la mayoría y con la mayoría de una ciudadanía que según las encuestas le va a dar la espalda al PP, pero para que eso sea realidad hay que llenar las urnas de votos, de votos de ideología, de proyecto, de
seriedad. De votos de orgullo de los avances conseguidos y de votos de orgullo de un futuro mejor para tod@s.

Parece que en las últimas elecciones la decisión de que gobernara el PP no fue de nadie.

Hagamos entre todos que esta vez la decisión de mandarlos de vacaciones sea de tod@s.

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