Señores (…) estoy hasta los cojones de todos nosotros

¿Habla, pueblo, habla?

El reloj y calendario siguen su curso y España vive en una permanente campaña preelectoral. 122 días después de las elecciones generales, desde el pasado 20 de diciembre, seguimos sin Gobierno. La incapacidad y falta de voluntad de los partidos políticos para negociar, a propósito y con despropósitos, apunta a nuevos comicios, a otro ‘Habla, pueblo, habla’ y a que España seguirá secuestrada unos cuantos meses más. Pero no pasa nada. Todo sigue igual o mejor.

Sí, la cuesta de enero ha sido menos dura este año. La corrupción solo nos cuesta a los españoles unos 90.000 millones de euros al año y unas pocas dimisiones de exaltos cargos y cargos de las administraciones públicas. En derechos sociales, el país mantiene el aprobado y los recortes, al parecer, no son más que pequeños ajustes. De hecho, que el 40% de las más de 1.200.000 personas en situación de dependencia reconocida siga sin recibir ninguna prestación o servicio, es, simplemente, un dato estadístico. Y, como insisten desde Moncloa, la tijera sigue sin llegar a educación y sanidad.

Si hablamos de economía, ni el desempleo es ya un problema. El paro registra mes a mes las mayores bajadas de toda la serie histórica desde 1996, según los datos del INE, tras pasar por la interpretación del Ministerio de Empleo y de la ministra que encomendó la recuperación a la Virgen del Rocío. Eso, evidentemente, no pone en peligro la hucha de las pensiones, que vuelve a ser de color rosa. Y sí, agradezcamos que las jornadas laborales sean cada vez más cortas y las vacaciones más largas porque los contratos laborales son de corta duración. Todos nos merecemos un descanso. Además, aquí pagamos pocos impuestos y todos por igual. A Panamá, simplemente, se viaja por curiosidad y puro placer; de turista y sombrilla en mano.

No hay duda, España ha vuelto a la senda del crecimiento. Lo dice el presidente en funciones, Mariano Rajoy, el FMI, la OCDE, el Eurogrupo, la Comisión Europea y algunos de los más destacados empresarios españoles. Sus datos macroeconómicos gozan de la mayor credibilidad y, a la vez, del mayor desinterés político.

Sin Gobierno y con un presidente con plaza de interino, al país no le va tan mal y no urge un acuerdo. No hay nada de qué preocuparse. Sigan, entonces, sus señorías jugando al ajedrez y moviendo, a su antojo, fichas en el tablero. Pero recuerden que las reglas del conocido, también, como juego de la ciencia son sencillas: si te pasas del tiempo, pierdes la partida. Y aquí, perdemos todos.

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