Insultos, pedradas y amenazas de muerte al PP vs democracia

El Partido Popular está sufriendo una oleada de ataques a sus sedes en toda España,  que tienen por objetivo amedrentar a sus militantes y simpatizantes por medio de pintadas amenazantes, insultos y pedradas.

Estos actos de vandalismo,  frecuentes durante todo el año, se multiplican durante las campañas electorales.  Radicales antisistema vinculados a la extrema izquierda o ultras independentistas conciben la democracia de esta manera: destrozos, amenazas, insultos… fascismo puro.

Pero no contentos con esta violenta campaña de intimidación, los extremistas se han lanzado también a la difusión de injurias e incluso amenazas de muerte a través de las redes sociales.Twitter,  Facebook,  YouTube se han convertido en el nuevo campo de batalla de los radicales, pero aquí creyendo estar ocultos, agazapados en el anonimato, con perfiles falsos. Insultan a diestro y siniestro,  han cambiado pedruscos y adoquines por tuits injuriosos y amenazantes.

Amparándose en la libertad de expresión creen poder insultar con total impunidad. Cierto es que la ley ya contempla mecanismos para sancionar a estos tipos, si un juez así lo acordara. Pero no es menos cierto que para que esta violencia verbal no se extienda y se multiplique por las redes  es conveniente que haya una condena política y social sin paliativos. Y la triste realidad es que una parte de la izquierda española no sólo no condena estos ataques, amenazas e insultos (a sedes o a cargos del PP) sino que se muestra comprensiva con los ‘jóvenes tuiteros’ o activistas.

Es más, algunos incluso justifican los ataques y amenazas (incluso de muerte) provocados, dicen, por las políticas del Gobierno. Los hay que han llegado a hablar de caza de brujas en Twitter.  No señores,  los pocos casos que se han denunciado han sido porque ya pasaban de castaño a oscuro.

Han aprovechado el crimen contra Isabel Carrasco para dar rienda suelta a su odio fanático contra el Partido Popular, ese que les lleva a destrozar nuestras sedes y desearnos la muerte.

La democracia y el respeto a la pluralidad ideológica no casan con la violencia. Son antagónicas. Por ello, todos los demócratas estamos obligados a condenar y perseguir la violencia.

Desde luego, en el Partido Popular tenemos claro, muy claro,  que esta campaña de destrozos que sufren nuestras sedes o de insultos que padecen nuestros alcaldes, concejales y militantes no sirve sino para ratificarnos en nuestros ideales.

Si les molesta nuestra defensa de la libertad y la democracia las defenderemos con más ahínco,  si detestan nuestra defensa del liberalismo profundizaremos en él,  si les molesta que defendamos que España es una gran nación, les convenceremos de que es así. Y si aún así nos siguen insultando y destrozando nuestras sedes, deben saber que sus violentos esfuerzos son inútiles. No daremos ni un paso atrás en la defensa de nuestras convicciones, ni uno.

Los comentarios están cerrados.

Ir arriba