Junqueras me da miedo

La república independiente de su casa. No creo que consiga mucho más que eso, pero el lío que puede montar hoy Oriol Junqueras -que en Orihuela dirían que tiene nombre de pájaro- puede ser de consideración.

A mí desde siempre me ha parecido la verdadera personificación del peligro catalán. Me refiero al peligro que una buena parte de su población, engatusada por unos cantos de sirena que hace diez años ni escuchaba y a partir de hoy en manos de un líder montaraz, puede suponer para sí misma, para sus vecinos llegado el caso, y, por supuesto, para la paz reinante en España. Ojalá ERC no agite más allá de un punto las Ramblas.

Mas está amortizado. Tenía fecha de caducidad desde el momento en que quiso ser Carod-Rovira y no Pujol, el del pre-Pirineo andorrano no el de ahora. Mas se ha cargado a su partido, la parte mayoritaria de una CiU de la que a esta hora en la que escribo aún forma parte la cobarde Unió del hipócrita Durán-Lleida, ése que aún es presidente de la comisión de exteriores del Congreso español abogando a la vez por la consulta catalana desde su suite permanente en el Palace madrileño.

Hoy va a hablar Mas tras saberse anoche que no habrá referendum ni nada que se le parezca, y avanzar Junqueras su intención de proclamar con la mayoría nacionalista del Parlament la declaración unilateral de independencia de la República Catalana. De momento tendrá que conformarse con la república independiente de su casa, sobre la que por cierto reinan dos monarcas a falta de uno, Felipe y Juan Carlos.

Tengo muchas ganas de oír hoy a muchos, entre ellos a Gerard Piqué. Menos mal que la Selección jugó el domingo.

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