La Comunitat exige una financiación justa

Es hora de reclamar la política en mayúsculas, decisiones visibles y motivadoras para nuestra tierra y sus gentes. El President Alberto Fabra lanzó, a primeros de año, la propuesta de un manifiesto en defensa de una financiación justa para la Comunitat Valenciana. Un manifiesto que englobe a partidos, agentes sociales y sociedad civil, denunciador de la secular injusta financiación que ha recibido nuestra tierra desde la transición democrática y reivindicador del cambio del sistema de financiación autonómica del Estado.

Por no recordar la tan afamada deuda histórica, que jamás hemos reclamado como corresponde. Como antaño con la perdida de los furs, somos poco insistentes -por aquello de commemorar estas fechas el aniversario de la Batalla de Almansa, el infausto 25 de abril de 1707 rehabilitado como efeméride por las Corts Valencianes-.

Es un clamor. Organizaciones empresariales, medios de comunicación, instituciones cívicas… La sensibilidad ante la injusticia manifiesta de nuestra discriminatoria financiación es todo un hecho. Ha sido la CIERVAL, la Cámara de Comercio o la Asociación Valenciana de Empresarios. Vicente Boluda, José Vicente González o Federico Félix. El Club de Encuentro Manuel Broseta con Francisco Puchol a la cabeza, el President de la Diputació Alfonso Rus, el Decano de la Facultat d’Econòmiques Vicent Soler o el President de les Corts Juan Cotino. 

Todos se han sumado a la denuncia de esta insostenible situación y a la reclamación de una justa financiación autonómica para la Comunitat Valenciana. El conseller de Hacienda Juan Carlos Moragues y el conseller de Gobernació Serafín Castellano se han pronunciado y bien clarito, desde la deuda histórica de nuestra tierra con la deficiente dotación de los traspasos competenciales en el alumbramiento de la autonomía, hasta los consecutivos sistemas de financiación del Estado para las comunidades autónomas, dónde siempre hemos sido arrinconados y maltratados, sea por aplicar criterios de superficie y no de población, sea por aportar siempre más a las arcas comunes y recibir del Estado las migajas. Siempre los últimos de la fila en inversión, en aportación per cápita, en infraestructuras, en pensiones…

Ya está bien de maniqueísmos. Ya está bien de tópicos. Ya está bien de ensuciarnos la imagen. Ya está bien de ser los culpables de todo. Ya está bien de ser ejemplo de lo peor. Y ya está bien de que nosotros mismos seamos los primeros en no enterarnos, en criticarnos, en no valorarnos, en destruirnos. Ya es hora de reaccionar. Ya es hora de reivindicar. Ya es hora de aclarar las cosas. Ya es hora de decir punto y final. Ya es hora de movilizarse.

Empecemos a entonar las verdades, como esta. De una vez por todas. Aprovechando el treinta aniversario de la aprobación de nuestro autogobierno en forma de Estatut d’Autonomía, hora es ya de reclamar la justa financiación que nos corresponde y la justa compensación por la secular discriminación que nos ha abocado a la difícil situación para nuestra querida tierra y su gente.

El complejo juego de equilibrios que parió en la transición el Estado Autonómico perjudicó gravemente a los valencianos. Faltos de visibilidad colectiva y capacidad de influencia, sufrimos las consecuencias de una concepción insolidaria en donde la financiación igual por habitante quedó como mero principio abstracto. La Generalitat recibió las competencias de proveer la sanidad y la educación, pero los recursos para hacerlo en igualdad de condiciones, de calidad y eficiencia, fueron bastante inferiores respecto a la mayoría de las restantes autonomías. En las sucesivas revisiones del modelo de financiación ningún gobierno de Madrid, garante en teoría de los intereses generales, aceptó aprobar una vía clara y contundente de igualación de la Comunitat Valenciana.

El Informe del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE) dirigido por el catedrático Francisco Pérez demuestra de una manera incontestable que los valencianos venimos siendo discriminados de forma sistemática por los gobiernos españoles, independientemente de cuál sea su color político. Somos un contribuyente neto al Estado, los únicos junto a Madrid, Catalunya y Balears (ay el esquilmado mediterráneo). Es decir, el Estado recauda más dinero por ciudadano aquí que lo que luego revierte para financiarnos. No parece lógico. Si nuestra renta es inferior a la media nacional, lo razonable sería que los que están por debajo de la media recibieran más para ayudarles a alcanzar esa media. En ese aspecto, somos la comunidad peor financiada de España… El tridente que nos sacude es demoledor: renta per cápita 12% inferior a la media española, balanza fiscal negativa y financiación autonómica injusta. La trilogia sanadora para la CV: liquidez urgente mediante el FLA, quita de la deuda histórica arrastrada y nuevo sistema de financiación justo para nuestra tierra. La opinión pública ha de saber que es la única comunidad que combina una balanza fiscal negativa y una renta inferior a la media. Parece llegada la hora de que los valencianos alcancen consensos básicos sobre una hoja de ruta que ponga fin a esta trayectoria lamentable…

Y ya está bien de aceptar mínimos. Reivindiquemos de manera clara la condonación de la deuda histórica en financiación autonómica -la diferencia entre lo que la CV ha ingresado en la última década y lo que debería haber percibido si su financiación per cápita estuviera en la media española- y que supera los 9.000 millones de euros (sólo hasta 2010). Por no retrotraernos a lo mal dotados que estuvimos en la transición cuando asumimos la gestión de la sanidad y la educación, ya desde los ochenta. Tres décadas de autogobierno, treinta años de infrafinanciación. 

El reto del President Fabra consiste en lograr un hito histórico, una financiación justa para los valencianos. Porque nos jugamos nuestro futuro como pueblo.

 

Lluis Bertomeu

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