La concordia fue posible

Rodolfo Martín Villa se destapó esta semana con lo siguiente: “una buena manera de honrar la Constitución también sería reformarla”. Todo bajo el palio del merecido panegírico ante el deceso de Adolfo Suárez -el piloto de la transición, el presidente de la democracia, el político audaz-. Un referente que hizo de la ambición arte y de la política estadismo. Y como aseveró Virgilio, la fortuna favoreció a los valientes… Y entre ellos, el gran olvidado, Leopoldo Calvo Sotelo, el cual descubrí en su irrepetible libro autobiográfico “Memoria viva de la transición”. De saludable lectura para los que quieren protagonizar el sistema.

Ya quisimos hablar de todo esto desde esta nuestra ventana indiscreta… del peso de los valencianos en el estado, de la presencia de la Comunitat Valenciana en el país, de nuestro encaje en España… Y de lo noqueados que últimamente estamos y se nos percibe a los de estas latitudes, con la confianza que volvamos desde aquí a plantear alternativas y liderar procesos que influyan en el resto del territorio y recuperemos así nuestra imagen de pujanza y capacidad. Y gracias al incombustible Martín Villa nos pegamos de nuevo a rueda…

Como Suárez, enfrentándose a las complicaciones y con la audacia de abrir la caja de Pandora, desde estas orillas mediterráneas deberíamos encabezar la petición de reforma del Título Octavo de nuestra sacrosanta Constitución. , el referido al diseño del estado autonómico y , buscando todas las complicidades posibles, ya que por el constante conflicto catalán planteado con el gobierno de turno no se puede tolerar que siempre se nos acalle y se nos obligue a abandonar posiciones y reivindicaciones justas e inaplazables para los ciudadanos de esta tierra.

El President Alberto Fabra, como indiscutible líder de los populares valencianos y para fortalecer su iniciativa política, debe presentarse ante el resto de España como el mayor adalid del autogobierno, como el máximo defensor del estado autonómico en España. La no sé por qué intocable Carta Magna de 1978, por cierto no votada por la mayoría de los responsables políticos actuales, es la base para poder configurar una nueva y definitiva financiación autonómica, y con su necesaria reforma, plantear una nueva configuración de voluntades consensuada e identificada con la actual realidad territorial española.

De nuevo el Estado no puede taponar la legítima e histórica reivindicación de nuestra tierra por el miedo ante el constante desafío soberanista catalán. Por ello hemos de dar un paso adelante y volver a lanzar desde la CV discursos que lideren nuestra visión y planteamiento del Estado y su configuración. Empezaremos a recuperar así el peso específico de los valencianos en España, algo tan añorado en los últimos tiempos. Y plantemos la pica en Flandes, la Constitución es anterior y posibilitadora de unos Estatutos de Autonomía que han acabado por desbordarla, superándola al desarrollarse en toda su magnitud. Por tanto es necesario y acuciante adecuar la actual realidad territorial española de 2014 en una norma de 1978, y no al revés…

Y hemos de exigir desde la CV la publicación de las balanzas fiscales, verdadera foto fija del desajuste y la contradicción que padecemos en esta tierra y desde hace demasiado. Las que se hicieron públicas en 2008 eran tremendas… Los valencianos aportábamos al Estado 5.645 millones más de lo que recibíamos. Como dice Jesús Civera “éramos y somos pobres pero de amplias solidaridades y sonrisas”. Somos una de las autonomías más solidarias de España y a la vez una de las peor financiadas, llegando casi al expolio… Ya lo indicó Serafín Castellano en este mismo medio “ser solidarios no puede significar ser castigados”.

Ante nuestra eterna y enfermiza falta de cohesión social debemos conjurarnos para desterrarla. Eso que los invertebrados también pueden vivir, como soflamó Joan Lerma, no es de recibo, ni para nuestro futuro como pueblo ni como ciudadanos discriminados sine die. Alberto Fabra tiene la oportunidad de conducir todos sus esfuerzos en este sentido, levantando la bandera de la exigencia de una nueva financiación, y por qué no, de la necesaria reforma de la configuración territorial del Estado. Ha llegado la hora de la Comunitat Valenciana. Que no se quede en un bonito epitafio... Amén.

Lluís Bertomeu
@lluisbertomeu

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