La Desunión Europea

«La Desunión Europea», por Enrique Arias, colaborador de Valencia News

Los gravísimos fallos de seguridad en Bélgica y la descoordinación policial que permitió operar a sus anchas a los terroristas salafistas evidencian la falta de cooperación entre las diversas instituciones europeas.

Se trataba de un secreto a voces que solo la tragedia ha arrancado del silencio: dentro de la UE coexisten tantas Europas distintas como intereses contrapuestos entre sus integrantes.

En primer lugar, ¿qué tienen en común frente al terrorismo islamista países como Hungría y Chequia, por un lado, y Francia y Bélgica, por otro? Nada. Mientras en los primeros no ha habido ni un solo yihadista que haya ido a luchar a Siria, son cientos los que han partido de los otros dos para practicar allí la Guerra Santa. ¿Cómo podrían tener, entonces, la misma sensibilidad ante el terrorismo las poblaciones de unos países y otros?

Lo peor, no obstante, es la verificación de que los servicios de seguridad de las diferentes naciones (y dentro de ellas mismas) no se fían unos de otros. ¿Adónde puede ir a parar esa información sensible si se la transmito?, parecen preguntarse: ¿no podrían mis colegas estar infiltrados de terroristas?

El caso de Bélgica resulta aun más paradigmático: la brutal desconfianza entre flamencos y valones (incluso entre los partidos que se reclaman de una misma ideología) hace que ambas comunidades funcionen como países distintos y hasta antagónicos.

En esas condiciones, hablar de la Unión Europea es un ejercicio de bienintencionada utopía cuando, en realidad, al haber crecido ésta más de lo que sus costuras podían contener, corre el riesgo de estallar en múltiples fragmentos, irreconciliables unos con otros.

Tratar de impedirlo sería lo mejor que todos, unos y otros, podríamos hacer.

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