La Gran Bretaña no es España

Lo que no es comparable no es comparable, salvo que la comparación te beneficie descaradamente, por aquello de “compara que algo queda” o “arrima la encuesta a tu sardina”. El caso es que Sáenz de Santamaría, la vicepresidenta para todo, acudió a los resultados de Cameron para anunciar lo que iba a pasar en España en las próximas elecciones generales, dejando por el camino, claro está, datos sumamente relevantes que ponen en evidencia las diferencias. Para resumir, que la cosa sería muy larga, el PP en la comparación de la Vicepresidenta, sacaría unos resultados comparables a los del Conservative Party si en nuestro país el sistema electoral fuera, incluso, más mayoritario que el actual, algo a lo que parece que nos quieren abocar.

Para ello, aquí, en lugar de 52 circunscripciones deberíamos tener 350 (en Gran Bretaña son 650), una por cada diputado, en las que deberíamos elegir un único representante. Teniendo en cuenta que el censo electoral español es de aproximadamente 35 millones de votantes (45 en el Reino Unido) cada circunscripción representaría a cien mil votantes. Me reconocerán que sería curioso que el Presidente de Las Cortes diera la palabra al honorable representante de la zona sur de la Vega Baja del Segura o Medio Vinalopó en lugar de la Provincia de Alicante, de la Manchuela-Monte Ibérico, la Serranía Baja-Campichuelo en lugar de la Provincia de Albacete o de Ribera-Tudela en lugar de Navarra. Aprenderíamos geografía pero perderíamos en representatividad.

El resultado previsible es que el PP lograría 200 diputados, si no más, sin necesidad de aplicar la Ley de D’Hont con disponer de un 35% de los votos válidos. ¿Habría conseguido el respaldo mayoritario de la población? No, para nada, pero tendría un parlamento a su servicio.

Por lo que se refiere a las elecciones en el Reino Unido, las encuestas, a la postre, no se han equivocado tanto. Anunciaron que el Partido Conservador conseguiría el 33% de los votos emitidos y ha conseguido el 36,8%, el Partido Laborista que conseguiría en torno al 32% y ha logrado el 30,5%, que el UKIP conseguiría en torno al 15% y ha obtenido el 12% y que el Partido Nacionalista Escocés (SNP/PNA) rondaría el 5% y ha obtenido el 4,7%. En fin, que las he visto peores.

Lo que distorsiona los resultados y que da apariencia de triunfo, es que han votado el 66% del censo (30 millones, por redondear) y con el 36,8% de los votos (casi 11 millones de los 45 que compone el censo electoral, es decir, un 24%) se han hecho con 331 diputados (51% de los escaños). El Partido Laborista con el 30,5% de los apoyos (poco más de 9 millones) tiene el 35% de los escaños. El Partido Liberal Demócrata con el 7,8% (2,5 millones) tiene 8 escaños, es decir, el 1,2% de la Cámara de los Comunes, el UKIP con el 12% (casi 4 millones) tiene un único diputado y el Partido Nacionalista Escocés con 1,4 millones de votantes (4,7%) obtiene 56 diputados (9%) de la House of Commons.

Habrá a quien le guste pero, coincidirán conmigo, que un sistema así dado el caciquismo imperante en buena parte del territorio español, daría unos resultados lamentables para nuestro sistema democrático. En nuestra tierra valenciana, de aplicarse este sistema, existirían 33 distritos electorales unipersonales para las elecciones generales en lugar de tres circunscripciones provinciales, tantos como diputados aporta al Congreso de los Diputados, con lo que en algunos de ellos podríamos, incluso, ponerle en nombre de su seguro representante: El distrito centro de Rus, la Plana Alta de Fabra, la Comarca Sur de Ortiz-Castedo. Visto lo visto y la catadura moral de estos personajes, y otros a los que aún no se ha pillado, no parece recomendable, porque no basta con que la gente deposite una papeleta en una caja para que se pueda garantizar un sistema democrático, si los resultados finales no se ajustan, o al menos se aproximan, a la voluntad del pueblo. Y, desde luego, que impida la presencia de los caciques en la política.

Pero la Ley D’Hont de asignación de escaños no parece tener la culpa de esta distorsión en la sobrerepresentación de algunos partidos, sino en la existencia de unas circunscripciones electorales que garantizan sistemas mayoritarios a la británica en muchas de ellas. Por ejemplo que en Barcelona con un censo electoral de 4.027.998, elijan a 31 diputados, supone que esta provincia tiene un representante en el Congreso por cada 129.255 electores, mientras que en Guadalajara, con tres escaños y un censo de 179.538 personas, hay un escaño por cada 25.648 electores sin opción, además, de que un tercer partido obtenga representación, incluso con un 20% de respaldo.

Sin duda, esta reforma será una de las claves en las próximas elecciones y seguro motivo de acuerdos o desacuerdos para conseguir apoyos gubernamentales. En Grecia, el intento de los partidos tradicionales de reforma electoral para asegurarse su presencia institucional, les salió por la culata y dio los 50 diputados extra a Syriza. Que se apliquen el cuento PP y PSOE en la próxima legislatura y, desde luego, será un tema decisivo en la inminente nueva legislatura autonómica que empieza el próximo 24 de mayo.

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